El mes de mayo viene cargado de poesía y de mucha generosidad a la hora de difundir y apreciar el arte de otros, y esto se lo debemos en parte a una nueva iniciativa llamada 31 días compartiendo poesía, en la que participan nada más y nada menos que 31 poetas diferentes. Cada día le tocará a un integrante distinto publicar un texto propio, que ha sido inspirado por una palabra sugerida al azar y el cual será recitado y compartido en los perfiles de Instagram de los otros 30 poetas, en formato vídeo, expandiendo así el alcance de las creaciones de los artistas que participan.

Los creadores de esta idea son Saúl Abreu y Joubert Jonás. Juntos decidieron dar voz a este proyecto para entre otras cosas, potenciar el nexo de unión entre poetas y lectores. Gracias a la dinámica que proponen, también existe una retroalimentación muy interesante entre los participantes, ya que hay una gran cantidad de perfiles y estilos diferentes dentro del grupo, lo que da lugar a la experimentación de nuevas formas de expresión y a conocer diversas formas de recitar y exponer composiciones de manera poética.

Pero para entender con mayor profundidad de dónde viene esta gran idea, primero tenemos que conocer a sus fundadores:

Saúl Abreu

Saúl es un joven nacido en Icod de los Vinos, Tenerife, allá por el año 2000. Un poeta novel que desde 2017 ha sentido esa inspiración literaria que le permite expresar aquello que le pasa por la mente. Para él, es una forma de entender lo que pasa a su alrededor ya que tiende a comparar la realidad con diferentes metáforas que se le ocurren diariamente.

Ha participado en diferentes recitales de poesía. El más reciente el Canarias Poetry Slam, una modalidad que se basa en la poesía escénica llegando a competir en la final autonómica donde se reunieron los 12 finalistas de todas las islas tras el campeonato regular. Además, ha tenido la oportunidad de poder ver sus poesías en diferentes exposiciones de arte, la más destacable: Leyendo Miradas, que buscaba fusionar los artes de la literatura y la fotografía.

Le gustaría publicar algún día su poemario, ya que considera que la poesía hay que compartirla para que los demás la disfruten y puedan sentirse identificados.

Joubert Jonás

Joubert nació en Venezuela en el año 1993. En sus primeros años de vida se mudó a Tenerife, lugar en el que vive en la actualidad. De Venezuela recuerda algunas calles y sus formas, pinceladas que quedarán grabadas en su creatividad. Desde muy pequeño se veía en el movimiento de sus pensamientos su actitud polifacética. Ahora es amante de la fotografía, el teatro, el deporte, la escritura; crece entre las palabras de sus poemas, las cuales acompaña con fotos sugerentes que muestran su visión del amor, de la vida.

Empezó a escribir con aproximadamente 14 años y se dió cuenta de que la escritura podría ser una línea para la metacognición, la consciencia del pensamiento. Se considera por lo tanto un metafísico en la escritura, pero también disfruta explorando otras cosas como el juego con la fonética y los fonemas.

En la actualidad está trabajando en un fanzine de poemas cortos que tiene intención de autopublicar él mismo.

Sin duda, después de averiguar datos de la trayectoria de estos artistas, podemos entender la predilección que sienten por fomentar la cultura del arte y compartir la creatividad que llevan de forma intrínseca en ellos desde hace años y que les ha servido para llevar a cabo este precioso proyecto.

«31 Días Compartiendo Poesía es una iniciativa que consiste en compartirnos entre poetas y respaldar el arte de los demás para que no siempre roguemos la atención hacia nuestro escritos, sino que demos la importancia que merece el hecho de apoyar la visibilidad de los demás. El arte adquiere valor cuando se comparte, se transmite, y logras así que personas se sientan identificadas con tus escritos. Eso es lo que más me gusta. Yo me estoy sintiendo identificado con muchas de las poesías que estoy recitando de mis compañeros.» Nos cuenta Saúl.

Rotundamente, 31 Días Compartiendo Poesía promete ser un gran proyecto que permitirá, por un lado, mejorar la oratoria de los participantes y otorgarles herramientas para erradicar los miedos escénicos, y por otro, hacer disfrutar al público gracias a la particular y diferente visión de cada poeta a la hora de interpretar la poesía de cara al mundo.