No existe mejor escapada de una semana para desconectar que coger un vuelo e irnos directamente a Marruecos. Exótico y diferente y a tan solo dos horas de distancia. Un país que no deja indiferente a nadie, quizás por sus lámparas mágicas llenas de cobre, oro o plata, espejos por doquier, sus laberínticas, serpenteantes y caóticas calles de La Medina, gatitos que te acompañan por todo el camino sin perderte de vista, esquivar motos… Así es Marrakesh. @binternt