Hoy quiero compartir con ustedes un resumen de la popular leyenda de Beneharo, el mencey de Anaga. Extraordinariamente recreada en el disco de Los Sabandeños, la Cantata del Mencey Loco, en el que la voz de Paco Rabal retumba y emociona. Es una auténtica obra de arte.

“¡Guañoht! ¡Achamán! Así gritaba Beneharo de Anaga, el mencey que no pudo soportar la derrota y la amenaza del cautiverio. De gruta en gruta, de colina en colina, huyendo de la melancolía y el dolor que le asediaba, lanzando gritos lastimosos, con la mirada turbia y ausente, Beneharo invocaba la protección de Achamán. Sólo él podía darle amparo. Su locura es irremediable. Apenas pueden ya los guanches oponer resistencia a los españoles que, poco a poco, han ido dominando la Isla. Beneharo supo que el fin estaba próximo y aquella certeza acabó por nublar su entendimiento. Errante por el desfiladero de Anaga, clamaba a las alturas. ¡Guañoht! ¡Achamán!

«Errante por el desfiladero de Anaga, clamaba a las alturas. ¡Guañoht! ¡Achamán

Pero nadie respondía. Sólo el eco de sus gritos rebotando de roca en roca y de barranco en barranco. Sólo el sonido de su voz deshaciéndose en el aire. Entre su delirio pudo distinguir Beneharo a un piquete de españoles que le perseguían para hacerle prisionero. Se enfrentó a ellos el mencey de Anaga, causándoles gran daño, pero sus perseguidores eran muchos y, malherido, hubo de seguir escalando para defenderse e intentar recobrarse. ¡Guañoht! ¡Achamán!

Entre los cerros de Anambre, de Chinobre, de Taganana, resonaba la súplica. A punto de darle alcance, los españoles le incitaron a rendirse. Beneharo, desde lo alto de la cima, contempló sus dominios de Anaga. Miró la tierra como si quisiese aprehenderla con la mirada o como si se despidiese. Estaba decidido a no caer en manos de sus enemigos. Le horroriza la vida de esclavo. Se aproximó más al borde del desfiladero. ¡Guañoht! ¡Achamán! Nadie respondió a su grito. Sólo el silencio con que su cuerpo descendió hacia el abismo.

La raza, no puede morir jamás, quien de esclavo se libera, rompiendo para ser libres con su vida las cadenas. Dicen que murió la raza y nunca fue raza muerta, raza que murió en la historia pa vivir en la leyenda.

Les animo a escuchar la Cantata del Mencey Loco y… déjense llevar.