«Después de las rastas no me quedó otra que raparme. ¡Mamma mia

Siempre he creído que tengo un dilema con mi pelo. Hay tantos looks posibles que no me puedo decidir. Desde que soy pequeña he sido autodidacta. Lo he cortado de mil maneras posibles y teñido de rojo, de negro… Me he puesto mechas rosas, verdes e, incluso, de color amarillo pollo. Mientras cursé el Grado de Diseño en la Universidad de La Laguna los cambios fueron constantes (espíritu rebelde y algo bohemio), añadiendo a la lista las famosas rastas jipis. Esta variación fue muy interesante. Normalmente la gente asocia las rastas con poca higiene. Y no es así. Yo me ducho todos los días. Ja, ja, ja… Después de este look no me quedó otra que raparme. ¡Mamma mia! Sin duda me apasiona cambiar y adaptar estilo cuando place. Ahora lo tengo corto, por debajo de las orejas, y el color es más bien castaño oscuro. Mi intención es dejar que crezca, dejar que pase el tiempo y salga a la luz, poco a poco, el pelo natural, tal cual. Es ondulado con un tono castaño ceniza, muy bonito. Mi peluquera, Giselle, dice que tengo que tener mucha paciencia, dejar que el pelo fluya, que sane por sí mismo.