Fotografía / SuAr

Elena González creció (y vive en la actualidad) siendo la hija de Enrique González, el fundador de la Ni Fú-Ni Fá, el padre de las murgas de Santa Cruz de Tenerife. Con estudios de Bellas Artes, Confección Industrial, Decoración. Diseño Gráfico y Escaparatismo, su trayectoria profesional comenzó creando disfraces en casa, pintando murales y dando clases de manualidades. Luego se asentó en el escaparatismo, profesión que desempeñó hasta hace un par de años. Y, claro, todo esto sacando adelante trabajos para sus queridas y familiares carnestolendas: diseño de disfraces de murgas, de agrupaciones, trajes individuales, accesorios… y desde hace 29 años comprometida con el diseño de la Sardina.

¿Su primer recuerdo del Carnaval? «Ver los disfraces de mi padre en el comedor de casa y mi madre diciendo: “¡Enrique!, llévate todo eso ya de una vez”. Ja, ja, ja… Yo, en cambio, rezaba para que se quedaran todo el tiempo del mundo. Así me los ponía. Ja, ja, ja…».

¿Y lo que nunca olvidará de aquellos años? «Ver a la FuFa desfilar por la Rambla Pulido después de actuar en la Plaza de Toros. Mi padre iba delante con su batuta y yo gritaba “¡Papi!, ¡Papi!”. Difícil olvidar su tremenda sonrisa y su guante perfectamente blanco saludándonos. Era mejor que ver a los Reyes Magos en Navidad».

«Tras el fallecimiento de mi padre en 2010 no hubo entendimiento con la Ni Fú-Ni Fá»

¿Qué aprendió de su padre? «Todo y más. Siempre estaba detrás de él preguntándole cómo hacer las cosas. Era un manitas. Hasta las maletas del cole y las mochilas para las excursiones nos las hacía él».

¿Y cómo lleva ser hija de? «Con mucho orgullo. Es lo mejor que me ha pasado en la vida después de mis dos hijas. Alguna vez te pesa un poco, pero, a día de hoy, creo que tengo mi trocito en la historia de nuestro carnaval».

¿Cómo definiría al Carnaval chicharrero? «Sentimiento, cultura, fiesta… Pero sigue faltando en los colegios, en las bibliotecas, en la universidad».

¿Qué es lo que más le fascina? «Su gente, la imaginación».

¿Qué supone en su vida? «Todo. Es un gen que llevo dentro. Unos lo desarrollan más o menos. En mi caso está desarrolladísimo».

¿Cómo vive el carnaval de calle? «Salgo todas las veces que puedo. No todo lo que quisiera porque con los años se han sumado obligaciones que mandan. Pero el Lunes de Carnaval, el Sábado de Piñata y la Sardina están en mi lista preferente».

¿Por qué zona suele moverse? «Empezamos en Weyler y después el Coral, Platillo Volante, Castillo, el Derbi, Plaza del Príncipe, el Águila y si es posible llegamos a la Plaza de la Candelaria».

Ja, ja, ja… Buena ruta… ¿Prepara con esmero sus disfraces o se pone lo primero que encuentre? «Los diseños son míos y los renuevo cada dos años. Tengo varios de profesiones: jardinero, electricista, astronauta, policía canaria… Suelo repetir el de rumbera y el de gitana porque me divierto mucho con ellos. También está el de china, el de pirata… Recuerdo especialmente el carnaval de King Kong. Hacía frío y nos abrigamos con peluches, vacas, ositos panda, dálmatas… ¡Chiquita fauna!».

¿Las murgas están en su mejor momento? «Ha habido muchos cambios. Hay quien añora la murga tradicional, pero a mí también me gustan las de ahora».

¿Y la FuFa? «Ahí está. Sigue su camino».

¿Nada más? «Nada más».

Su relación con ella no es la que a usted le gustaría… «No. Tras el fallecimiento de mi padre en 2010 no hubo entendimiento murga/familia. No les interesó la propuesta que hicimos. De todas formas, no me gusta hablar del tema…».

¿Es posible una reconciliación? «Han pasado trece años desde la muerte de Papi. No parece…».

José Antonio González, El Flaco, revolucionó las murgas con Los Singuangos. Luego dirigió la FuFa y no funcionó. ¿Por qué? «Siempre me gustaron Los Singuangos. Hicieron época, pero la FuFa era y es otro mundo».

¿Una estrofa del Cubanito? «Carnaval cómo en mi tierra / No lo hay en sitio alguno / Y al que no se lo crea / Mándalo a tomar por…».

«Nuestro carnaval está bien así, pero me gustaría más pachanga y menos reguetón»

Su debilidad es el Entierro de la Sardina. ¿Por qué? «Es mi noche especial. Me genera emoción y sentimientos encontrados. Es genial y divertidísima. Incluso hay gente que solo sale esa noche».

El próximo año llevará treinta años diseñando la Sardina. ¿Cómo surgió esta responsabilidad? «Mi padre empezó a vincularme con ella a partir de 1994. Tenía problemas de visión y como yo también dibujaba, poco a poco, me dejó sola».

¿Cómo es su disfraz de viuda? «Llevo con él casi treinta años. Solo le he añadido diez centímetros. Es un compendio de prendas y accesorios: un vestido de una cena de empresa, un abrigo de mi hermana, todas las perlas que encontré en casa de mi madre, una estola de leopardo con varias pegatinas que reúno desde 2020, un tremendo abanico escandaloso y el sombrero, que lleva más peso del que mi cuello puede soportar. Todo lo que me regalan relacionado con el Entierro acaba en el sombrero».

También está detrás del evento Te lo curraste mascarita junto al humorista Darío… «Sí. Lo celebramos en las escaleras del Teatro Guimerá el Sábado de Piñata. Ya va por la séptima edición y la diversión está asegurada».

¿El Carnaval necesita renovarse o está bien así? «Está bien así, pero me gustaría más pachanga y menos reguetón. Está claro que la gente joven pisa fuerte y hay que complacerla, pero debería ceder un poco. Hay más días que lentejas para que la juventud tenga sus conciertos».

¿Le aburre la Gala de la Reina? «Noooo… Cada gala tiene su peculiaridad y sus diferencias según el director. Las sigo con interés y siempre hago mis cábalas y encuestas familiares».

¿Se imagina sin carnaval? «No. Lo mío es de nacimiento».

EL CURIOSO IMPERTINENTE

¿Al canarión? «Saludos».

¿Con qué música no para de bailar? «Con La Ventanita y la despedida de Burlonas».

¿En carnaval lleva mascarita? «Alguna vez».

¿Día, noche o madrugada? «Lo que el cuerpo aguante».

Lo que pasa en carnavales… «Suma recuerdos».

¿Dónde suele amanecer en carnavales? «En El Águila».

¿Tiene alguna cuenta pendiente? «Sí».

¿Su agrupación del carnaval favorita? «Hoy, la murga Burlonas».

¿Un disfraz icónico que no olvida? «La oveja de Carmen Sevilla».

¿De qué se arrepiente a estas alturas de la vida? «De nada».

¿Qué le aburre del Carnaval? «Las colas».

Nadie se imagina que usted… «Sueña con el Carnaval».

¿Qué necesita para ser feliz? «Salud».

¿Con qué pasacalles de murga se le pone la piel de gallina? «Bambones y Diablos».

¿Qué es lo mejor de usted? «Mi familia, pero la imaginación me acompaña».

¿Por qué o quién perdería la cabeza? «Por mi murguero favorito».

¿Una locura de carnaval? «De amanecida a las 10.30 horas».

¿Qué no falta en su día a día? «Hablar del Carnaval».

¿El amor de su vida? «Familia y carnaval».