Entrar en el estudio de Víctor Jaubert, en pleno casco histórico de La Laguna, es hacer un paréntesis de la realidad para formar parte de un mundo de color, alegría y música. Una música de gramófono que te transporta a tiempos mejores, creando un ambiente singular. Allí nos recibe uno de los ilustradores más reconocidos de las Islas. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de La Laguna, su arte va desde la literatura infantil hasta la publicidad más innovadora, pasando por su peculiar representación de la vestimenta tradicional canaria. Estamos ante una persona creativa, valiente y con mucho sentido del humor.

En un par de semanas se cumplirá un año del confinamiento de marzo de 2020. Si estos últimos doce meses fueran una ilustración de Víctor Jaubert, ¿qué veríamos en ella?
«Creo que cualquier ilustración donde se vea la fuerza de la unidad familiar, que ha sido tan importante y por la que luchamos en este confinamiento. Una unidad familiar en cualquiera de sus variantes, desde una pequeña comunidad de vecinos o la familia que se comunica a través de una ventana».

Desde fuera puede parecer que el confinamiento no es el peor estado para un artista en fase de creación. En su caso, ¿hubo un lado positivo de ese período?
«En mi caso ha sido algo positivo. Justo este verano se celebraba la bajada de la Virgen de las Nieves en la Palma. Debido a su suspensión, mi confinamiento me llevó a la añoranza y a recordar todos esos años de bajada y veranos de mi infancia en La Palma. Fue un confinamiento totalmente nostálgico. Me dediqué a recabar datos y curiosidades de esta celebración y crear ilustraciones que mostraran todos esos actos populares, elegantes y mágicos que forman parte de esta fiesta. Todos los días visionaba vídeos de antiguas bajadas y hablaba con personas participantes en primera línea de esta festividad: organizadores de la pandorga, músicos, gigantes y cabezudos, devotos… Terminó convirtiéndose en un cuento con 42 ilustraciones que narra de una forma muy visual todas esas bajadas, que mezclé con las más actuales y con detalles y personajes. Nunca me había visto con la satisfacción de sacar mi propio proyecto, creo que en la rutina de la vida diaria tal vez no lo hubiera conseguido».

En una obra tan alegre y colorista como la suya, ¿se refleja alguna vez la incertidumbre y los medios propios de una época como esta?
«Intento que mi trabajo transmita buenos recuerdos, nostalgia y buen rollo. Siempre puede haber una doble lectura para el niño y el adulto, pero siempre con la idea de hacer reír y atrapar con la variedad y la combinación de colores. En esta época se necesita doblemente buen rollo y distracción».

Parece que nadie tiene claro cómo va a evolucionar la situación que vivimos. Como artista, ¿es usted optimista o pesimista a medio plazo?
«Quiero ser optimista. La imagen y, en este caso, la ilustración, se sigue consumiendo al acompañar las historias de un bonito libro o como material didáctico para consumir en casa».

¿Algún proyecto ilusionante para este 2021?
«Me he quedado muy contento con el resultado del cuento de La Bajada de la Virgen de Las Nieves. La aceptación ha sido muy buena. Ahora mismo estoy trabajando en otro libro para la isla de La Palma. Creo que la pandemia ha hecho que me recree en mi infancia y en los treinta años que viví allí».