Me dicen que se ha puesto de moda. No seré de los que diga «no creo en las modas» preso de alguna de ellas en cuarenta mil ocasiones, pero dime si no te suena raro que resulte una moda ir al gym para prevenir una enfermedad o para mejorar el pronóstico de la que padezcas.

La palabra moda habría que sustituirla en este caso por despertar. Nuestra sociedad, por fin, ha comprendido que para mantenerse fuerte y sano debe moverse. Se dice que el ejercicio físico es medicina, además, medicina de la buena (si es que existe medicina de otro tipo). Con muy poquito se recogen beneficios maravillosos: te puedes alejar de la hipertensión arterial, del infarto, de la hiperglucemia, de la hipercolesterolemia, mejoras aspectos relacionados con tu psique (ayuda a reducir el estrés y la ansiedad) y hasta puedes mejorar aspectos relacionados con la salud sexual.

Moviéndote reduces el riesgo de mortalidad o de padecer alguna de estas enfermedades. El ejercicio físico es una polipíldora asequible y relativamente barata para mejorar la vida. Ahora bien, no te automediques, no decidas de la noche a la mañana apuntarte a la primera media maratón de tu vida. Ir por libre no protege tu salud, antes bien, la pone en peligro.