Levántate

Y viene la Navidad, con todas sus candilejas y sensaciones contrarias, y venimos de la covid multiusos y volcán palmero y estamos dejando atrás los años veinte del siglo XXI. Y parece que fue ayer. Ños.

El tiempo se amontona para irse sin permiso. Soplamos velas de cumpleaños, celebraremos el fin de año y no se nos va el fondo de una contrariedad, como si hubiéramos vivido estos últimos tiempos marcha atrás, en fuera de juego. Pero no. La vida corre inexorable y, por eso, es nuestro deber vivirla con vocación para la felicidad. No lamentemos la Pandemia, sino confiemos en las vacunas y la ciencia. Y tampoco lamentemos más las pérdidas ocasionadas por el volcán palmero, sino convirtamos en una oportunidad el susto, la tragedia.

«Sé que algo de mí mismo ha naufragado para siempre con cada uno de mis amores perdidos»

Alguna vez hemos perdido amores imposibles. Y nos duele en el alma y el alma oculta, pero no olvida. Y hemos perdido seres queridos, familiares muy cercanos o amistades. Y entonces sufrimos. Sé que algo de mí mismo ha naufragado para siempre con cada uno de mis amores perdidos y, a menudo, pienso también en la nostalgia por quienes ya se han ido. Pero, si una vez que toco fondo sigo mes tras mes instalado en el duelo y la depresión, las personas que me quieren bien acabarán diciéndome: «Víctor, levántate, anímate, ten vocación para la felicidad. Es lo que le diríamos a cualquiera que viéramos solazarse en la desgracia».

Las desgracias ocurren, forman parte de vivir y por eso es bueno recordar que solo se vive una vez, y que al duelo solo hay que dejarle el tiempo justo para sanar y volver a vivir sobre la certeza de que un día nos acabaremos. Sí, es el carpe diem. Por eso quiero recordar algo tan obvio, después de estos últimos años de marcha atrás y socavones. El tiempo no espera, aunque te confinen, sino que corre hasta el fin. Celebra estar vivo, haz regalos, brinda, conversa con gente de fuera y también con gente de dentro, esos fantasmas que nos pueblan las tripas, y no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Besa. Abraza. Quiere. Quiérete. Quiérenos. A menudo el verbo más evidente es el primero que no llevamos al gimnasio ni le damos a probar las doce uvas.