Con el aumento progresivo de la expectativa de vida cada vez somos más quienes cuidamos a. A diario buscamos mil maneras de verles sonreír. Los centros de día ofrecen gran ayuda pero también es necesario compartir tiempo, hacerles sentir que no son un estorbo e, incluso, comprometerlas en algo que les ilusione. Se vuelve a poner de moda la terapia hortícola o jardines terapéuticos, que no es sino el jardín o la huerta de toda la vida. Pues sí, también pueden encontrar su espacio en la naturaleza, tener algo de lo que ocuparse cada día, mantener la ilusión a flor de piel para que las plantas no se marchiten, esperar con ansias el nacimiento de la primera flor, sentir el orgullo y la satisfacción del trabajo realizado y presumir cuando vienen las visitas. Por cierto, mi abuela tenía el balcón más bonito de su edificio. ¡A animarse!