La utilización de mascarillas, ya habitual en el día a día, hace que nuestra mirada cobre aún más importancia al ser el centro de la expresión. Dicen que los ojos son la entrada del alma y ahora que los besos y los abrazos están limitados, los necesitamos para decirnos muchas cosas. Es tiempo, sin duda, de mirarnos a los ojos y de contagiarnos de miradas bonitas.

El tercio superior de la cara es el primero en envejecer, por lo que el bótox (toxina botulínica) es, en este momento, el rey de los tratamientos. Con él logramos:

  • Elevar las cejas y mejorar el aspecto de cansancio y preocupación. Las cejas bajan con la edad, así que conseguimos resituarlas y despejar mucho la mirada.
  • Disminuir las arrugas del entrecejo que nos dan aspecto de enfado o malestar.
  • Atenuar las arrugas de la frente consiguiendo un tercio superior de la cara (zona de los ojos, entrecejo, patas de gallo y frente), más relajado, más suave y más bonito.

El bótox, siempre en manos expertas, permite modular expresiones negativas con total naturalidad y sin perder nuestra frescura. Además, evitamos que se profundicen cada vez más.