Los poros son una estructura natural de la piel, por lo que no se pueden borrar y no existen productos milagro que los eliminen. Eso sí, contamos con diversas herramientas cosmético-terapéuticas para intentar hacerlos menos visibles y disminuir el daño que producen en la textura cutánea.

Los poros son orificios de salida de los folículos pilosebáceos y cuando se ven dilatados y muy visibles es porque existe un exceso en su función sebácea (formación de grasa). Para controlar este problema, el tratamiento debe estar enfocado a una limpieza profunda, controlar la función sebácea y mejorar la textura general de la piel estimulando su regeneración. Para ello, el tratamiento ideal consiste en:

  1. Correcta rutina de limpieza con un limpiador seborregulador, exfoliación y un tónico de control de grasa. Mis favoritos son los de la línea de cosmética médica de Zoskin.
  2. Uso de ingredientes seborreguladores o queratolíticos como zinc, ácido salicílico, ácido glicólico, retionoides…
  3. En algunos casos pueden ser útiles las tiras limpia poros (hay muchas en el mercado).
  4. Gluconato de Zinc vía oral.
  5. Isotretinoína oral a dosis muy bajas. Los conocidos Dercutane y Mayesta precisan un estricto seguimiento médico.
  6. Tratamientos periódicos de cabina, como el Hidralift.
  7. Peelings y láser fraccionados.

Un correcto procedimiento combinado no solo cerrará los poros sino que proporcionará un estado de salud envidiable a la piel.