El Royal Hideaway Corales presenta varias opciones gastronómicas, sobresaliendo El Rincón de Juan Carlos, dirigido por los hermanos Padrón, chefs con una estrella Michelin y tres soles Repsol, Il Bocconcino, liderado por el chef italiano Nikki Pavanelli, y el San Hô, de Adrián Bosch y Eduardo Domínguez, recomendado por la Guía Michelin. Son placeres para el paladar que complementan la oferta de magníficos hoteles. En esta ocasión, mi experiencia comenzó en el desayuno bufé, en donde también puedes optar por el servicio en mesa. Es el Royal Breakfast, una selección de primera calidad con frutas frescas, zumos naturales, panadería artesanal, quesos, miel de palma, huevos…

Fue solo el comienzo porque, después del encantador almuerzo en el Nao junto a una de las piscinas, el lujo gastronómico llegó con el menú degustación del San Hô, una magistral fusión nikkei con toques canarios, junto a fermentaciones y destilados para maridar con los platos.

Empezamos con un conjunto de aperitivos: Kombucha de codium, Gelatina de shiitake, ikura y ají limo fermentado, Yema curada, botarga local y berro capuchino, para terminar con Tartaleta de verdura eco lacto fermentada. La segunda parada fue con moluscos. Entre otros, Navaja con emulsión de mantequilla de ají mirasol (¡extraordinaria!) y Gamba canaria en caldo de jengibre y vinagre de arroz (¡platazo!).

Continuamos con una trilogía de atún: Toro & Caviar, Chutoro plancton & Codium y Akami & Tuétano de vaca, este último, el más interesante del conjunto. En cuanto al maridaje, destaco el vino Riesling con Pinot Grigio o la malvasía de Lanzarote de Puro Rofe. Para la parte de tintos me gustaron especialmente los platos Ramen nikkei con panceta ahumada, triple papa y falso fideo de papa negra, Gyozas de cabrito canario con dashi de sus huesos y Frijolada peruana con caldo de puchero.

De los postres, impresionante el sorbete de lima, espuma de lúcuma, cremoso de yogur y huacatay.