Las vitaminas son micronutrientes necesarios para un correcto funcionamiento de nuestro organismo y el mantenimiento de la salud. Debemos consumirlas para evitar entrar en estados carenciales. La cantidad que necesitamos depende de factores personales: genéticos y ambientales.

En cuanto a los suplementos vitamínicos, no son realmente necesarios. Cuando la dieta es óptima y saludable no existen estados carenciales que justifiquen un aporte vitamínico extra. Los suplementos vitamínicos no nos curan ninguna enfermedad ni ayuda a evitarlas ni mejoran el sistema inmunológico. Eso sí, es conveniente tomar suplementos en situaciones fisiológicas de estados carenciales. Los más frecuentes son: en el primer año de vida, en el embarazo y en la planificación del embarazo, y durante la lactancia.

Las situaciones personales como tabaquismo, alcoholismo, toma de medicación crónica o deportistas profesionales deben valorarse de forma individual para identificar la carencia.