Por amor al arte

«Las salas expositivas del TEA suelen estar vacías y solo la biblioteca, como sala de estudio, concita interés»

Vicki Pérez nació en una casa donde la cultura se cultivaba, sobre todo, la musical. Además, siempre hubo afición a la pintura, pero su descubrimiento del arte surgió, realmente, cuando se fue a vivir a Mozambique entre 1985 y 1993. «En este país existía una comunidad de artistas plásticos de mucha calidad y un calendario expositivo importante en medio de una guerra civil y pobreza extrema. Empecé ayudándolos con materiales que traía de España y terminé organizando exposiciones», recuerda.

En la actualidad es una de las especialistas de arte contemporáneo más reconocidas de Tenerife, es marchante de varios artistas (Raúl Eberhard, Luis Kerch, Hugo Pitti, Medín Martín, Rafael Pinillos, Mariola Martín, Andrés Delgado, Román Hernández, Franc Cordeiro, Paz Barreiro, Domingo Vega, Carlos el Viajero y Rosana Ara) y cuenta con una colección privada, la cual, dice, «nace porque compras aquello que te emociona, porque va a formar parte de tu vida. La belleza de una obra de arte te ayuda a vivir mejor. No concibo la vida sin arte». Visto así, subraya que no es una afición cara pues «no sólo hablamos de un bien material, sino también espiritual. Para mí es el dinero mejor invertido».

Pese a la afición, reconoce que el coleccionismo de arte nunca ha sido mayoritario en la sociedad española y menos en Canarias. Apunta que España carece de una política de mecenazgo que favorezca la compra de arte y que debido a las diferentes crisis económicas «llegamos al día de hoy con una situación de desierto en cuestión de galerías». Ante este escenario, afirma que «quienes seguimos en este mundo es, simple y llanamente, por amor al arte». Nunca mejor dicho. Y el futuro más próximo pinta bastos.

No obstante, la capital tinerfeña cuenta con el TEA, pero la experta no las tiene todas consigo: «Nació sobredimensionado por la notoriedad de una clase política que solo buscaba la repercusión mediática. Las salas expositivas suelen estar vacías y solo la biblioteca, como sala de estudio, concita interés».

En cuanto a la cuestión estética y el gusto, que tanta controversia generan, Vicki Pérez observa que «el arte tiene que comunicar belleza y seducirte, aunque cada uno tiene diferentes formas de verlo y captarlo. El arte del pensamiento, lo que se llama arte conceptual, transmite una idea. En vez de describirla con palabras lo hace con formas. Estas obras son las que el público no comprende y menosprecia».