
No estuvo difícil la decisión del jurado, más bien fue complicado completar los 8 huecos que había para actuar el próximo viernes en la gran final. Y así sucedió, Zeta Zetas, Burlonas, Diablos Locos, Mamelucos, Trapaseros y Bambones, las 6 murgas que hicieron méritos para estar y que consiguieron cautivar a las aficiones, se batirán en duelo junto a Desbocados y Triqui – Traques, que si bien firmaron dignas actuaciones, se abrieron hueco en la final sorteando a otras tantas, que bien podrían haberles sustituido por estar a su nivel.
La final la abrirá Trapaseros tras la actuación de Ni Fú Ni Fá, que dará el pistoletazo de salida al espectáculo a las 20:30 horas en el recinto ferial. Tras los encargados de romper el hielo seguirán Mamelucos, Zeta Zetas, Desbocados, Diablos Locos, Bambones, Burlonas y Triqui Traques, que cerrarán.
Comenzó la tercera y última fase del concurso de murgas del 2023 con una asistencia bastante menor en su inicio que en la noche de ayer pese a que una vez más todas las localidades estaban vendidas desde hace días. Mamelones, de hecho, la ganadora del concurso de murgas infantiles y telonera de la noche, casi tuvo más público en su fase. Aun así, repitieron una buena actuación que confirmó lo evidente: que son merecedores del premio, consiguiendo levantar, en partes de su tema, el aplauso del público. Y empezó el tiempo de concurso.
Desatadas (2019)
Se presentaron a capella y muy afinadas en su tercer concurso. Las del Sobradillo abrieron la fase con una crítica a El Día para dar paso a su pasacalles con Tatiana García al frente: “Desatadas llegan ya”.
Su directora, afónica, presentó Palabras polisémicas, la primera de sus apuestas en concurso. Comenzaron con la palabra “bancos”, que les sirvió para hablar de los bancos de semen, las entidades financieras y las pensiones: “Al banco van a esperar, nunca les van a pagar”. La siguiente palabra fue “bolsa”, que utilizaron para criticar la subida de precios en la bolsa de la compra. Finalizaron con “capital” para enlazar la acepción que hace referencia al dinero con la que designa a Santa Cruz y criticar la gestión de Bermúdez.
En su segundo, El reflejo de mi realidad, hicieron uso de su disfraz para presentarse. Empezó la letra con una crítica a Fiestas por la organización del Carnaval 2022 y los cambios que se han hecho en las bases, para lo que apuntan que solo se escucha a las murgas históricas. Siguieron con su “espejo de las verdades” para ir desgranando los entresijos de las reuniones que los grupos mantienen con el OAFAR en el precarnaval. Concluyeron criticando la falta de actuaciones de las murgas en la calle y reflexionando sobre el papel de las propias Desatadas en la fiesta.
La mejoría musical, obra de Romén Soriano -exfundador de la infantil Rebobinados-, consiguió que tuviesen un digno paso por el concurso. En palabras polisémicas, una idea interesante con mucho juego, no consiguieron sacarle todo el partido que pudieron. En su segundo, más comercial y menos complejo, no destacaron.
Marchilongas (1987)
La decana femenina volvió a concurso tras el parón por la COVID-19, y eso ya es un premio para ellas y para el Carnaval. Comenzaron con una descripción de su disfraz para los ciegos, un gesto elegante e inclusivo que es habitual en ellas. Tras su presentación, un dardo envenado al concejal de Fiestas, su pasacalles: “Mi sangre se empieza a alterar, mi ritmo no puede parar”.
En cuestión de educación comenzaron hablando de los cambios en las leyes de educación para introducir al público en la canción. Siguieron defendiendo el léxico canario con la melodía de a nuestro ritmo se vive mejor: “Hablando en godo no hablas mejor”. Pasaron entonces a comparar la educación, los modales y la forma de divertirse que tiene la sociedad ahora en contraposición con años atrás. Homenaje a los mayores en este punto, para los que piden más respeto. Concluyeron criticando a la clase política y su falta de educación.
En su segundo Marchilongas abrió su propia inmobiliaria. Caracterizadas como trabajadoras de una inmobiliaria comenzaron a presentar distintos edificios como el hotel abandonado de Añaza para buscarle uso y conseguir comprador. Siguieron ironizando con el circuito de Fórmula 1 que quiere instalar el Cabildo o el Palmetum, que venden a los guiris de Cuna del Alma. Entonces llegó una crítica social a la falta de unidades de cardiología medios de la sanidad pública en Canarias. Concluyeron reclamando una vivienda digna para todas las personas: “no pedimos limosnas, solo un techo y una vida con dignidad”.
Keila Jérez enamora al frente y el gran equipo de percusión con el que cuentan tapa el desequilibrio de sus voces, que no las ayudaron. Con letras críticas y argumentadas salvaron una actuación complicada. ¿Lo mejor? Que volvieron.
Trapaseros (1991)
Los de Los Realejos llegaron al Carnaval de Nueva York renovados. Estrenando director artístico, Adrían García, y director musical, Adrián Montesdeoca, los que hace años decidieron apostar por el concurso de Santa Cruz.
En su primer tema presentaron su videojuego particular con una gameboy gigante sobre el escenario. Comenzaron presentando a SuperBermudez y la agenda 2030, los primeros personajes que se pelearon en su juego virtual. Utilizaron entonces el juego para criticar su gestión y las promesas que caen en saco roto. El siguiente duelo lo protagonizaron Zerolo y el pueblo, terminando con el exalcalde de Santa Cruz como ganador porque “salió a la calle y todo sigue igual”. El siguiente juego fue el Tetris, que utilizaron para hablar de piezas que no encajan, lo que con ingenio relacionaron con el acoso laboral, la falta de empleo, la homofobia o el machismo: “Que jamás puedan privar mi libertad”. Entra el metaverso en escenario para trasladar al público y criticar la guerra de Ucrania, los incendios de Tenerife o las deficiencias de la sanidad pública. Acabaron su juego volviendo a la vida real para criticar la adicción y el mal uso de las nuevas tecnologías en la infancia.
En Las relaciones, su segunda propuesta, comenzaron exponiendo todas las relaciones a las que se enfrentan, teniendo un golpe de humor a costa de Patricia Hernández, exalcaldesa de Santa Cruz, a la que presentaron como usuaria de una aplicación para ligar. Cupido en el escenario para potenciar relaciones como la del Ayuntamiento con las murgas infantiles o el jurado con los propios Trapaseros. La crítica se volvió más dura al hablar de los cuernos, que relacionaron con la gestión del gobierno autonómico respecto a La Palma y con la explotación turística de las islas: “Canarias no se vende”. Subieron entonces al escenario a la candidata del carnaval de Los Llanos que no lució su traje por desavenencias con su diseñador para homenajearla. Terminaron con un canto al amor verdadero: uno de los componentes pidió matrimonio sobre el escenario a su mujer. El público en pie emocionado gritando: “Qué bonito”.
Cantaron al amor y lo cierto es que es recíproco. Enamoraron con sus estrofas, sus voces y su fuerza sobre el escenario. Firmaron una de sus mejores actuaciones en años, volviendo a hacer vibrar el recinto con su crítica dura bien trabajada e hilada. La originalidad de su propuesta conectó con el público de principio a fin, que se rindió a ellos en su final.
Ni Muchas – Ni Pocas (2000)
Desde Llano Alegre volvieron al carnaval tras el parón por la COVID homenajeando a las costureras con su disfraz y su presentación. De
Su primer tema Islas desafortunadas, para algunos masacradas empezó relatando la realidad de las islas a nivel medioambiental, social y político al ritmo de Vivo en un archipiélago para pedir al pueblo que proteste por la situación. Siguieron criticando la insostenibilidad del modelo turístico, los emisarios, Cuna del Alma y el puerto de Fonsalía. Para concluir: “¿Qué será de nuestra tierra cuando ya no quede nada?”.
En su segundo, las estatuas, la murga se transformó en estatua para hilar un tema cuyo propósito es criticar lo que estos elementos urbanísticos ven desde su posición. Criticaron las colas del norte o la exclusión social. Concluyeron el tema relatando cómo las estatuas han visto pasar el tiempo, lo que utilizaron para homenajear a Tom Carby y Enrique González: “El Carnaval es mi cultura”.
Todo estaba dispuesto para que se despidiesen cuando un fallo de sonido imposibilitó que Laura Sierra, su directora, presentara la despedida. Pasados unos 5 minutos del error técnico y sin solución, se fueron al frente del escenario para cantar al público su despedida sin micrófonos de por medio, y así terminó su actuación. Un gesto que las engrandece.
Volver tras un parón tan prolongado es premio suficiente para Ni Muchas – Ni Pocas. Sus letras pasaron desapercibidas, pero musicalmente se hicieron notar, aunque no para bien. Disfrutaron de su vuelta y de hacer carnaval.
Triqui – Traques (1968)
Diez minutos después del error producido en el sonido, salieron los presentadores a pedir disculpas a las Ni Muchas y a los asistentes alegando problemas con el suministro eléctrico. Prueba de sonido por delante para comprobar que todo funcionaba correctamente y arrancó Triqui Traques con su pasacalles haciendo olvidar al público el malestar y levantándolo de las sillas.
Con un recinto rozando el lleno absoluto, la afilarmónica presentó su primer tema: El victimismo como moda. En la canción, que comenzó criticando a aquellos que se pasan el día quejándose, la murga fue la primera en hacer examen de conciencia y pidió disculpas por haberse quejado en ediciones anteriores por no pasar a la final. Siguieron criticando el victimismo de Ángel Víctor Torres, que han tapado “su mala gestión”, para pasar a ironizar sobre momentos en los que se queja la gente como cuando hace frío o calor. Comenzó entonces una crítica dura al acoso escolar, la pobreza en Canarias, las listas de espera, ley de dependencia y la falta de accesibilidad para los discapacitados, con lo que cerraron.
Entonces comenzó su segundo, Perdidos en la civilización, para el que se caracterizaron de tribu en lo que parecía una búsqueda del humor, que años atrás fue sello por excelencia de la casa, pero nunca llegó. Comenzaron haciendo humor con su vestuario para ir criticando a la clase política o la delincuencia. Pasaron entonces a narrar la problemática de la violencia machista. Siguieron con la masificación de las costas de las islas para rendir tributo a los que pararon el proyecto Cuna del Alma, defender el léxico canario y presumir de carnaval, lucha canaria y silbo gomero. Terminaron con el cambio climático.
La actuación fue de más a menos. Con voces afinadas y poca fuerza sobre el escenario consumieron los 30 minutos con un primer tema aceptable y un segundo que se quedó corto en contenido e intencionalidad.
Bambones (1982)
El recinto hasta la bandera y en pie a las órdenes de Primi, quien dirigirá no solo a su murga sino a todas las aficiones en su archiconocido himno murguero. “Mi vida es ser un bambón”, la mejor carta de presentación en su 40 aniversario, que suena como un cañón.
Presentaron entonces su primer tema, somos sintechos, que huele a éxito tan solo con su nombre y presentación. “Somos los hijos de la miseria y el hambre, los que molestan en la calle”, así comenzaron contextualizando sobre su ficticia realidad. Ironizaron sobre todo lo que se ahorrarían siendo indigentes: no hay embargos, no contaminan con el coche, “no me van a desahuciar”. Y llegó la genialidad: deambulan por las calles y se van encontrando con nombres de calles franquistas hasta toparse con el Monumento a Franco, lo que aprovecharon para criticar el incumplimiento del ayuntamiento a la ley de Memoria Histórica: “Y aquí sigue Bermúdez dando vida a los fachas”. Siguieron contando cómo llegaron a ser sintechos para recordar “puedes acabar como yo”. Concluyeron recordando el derecho a una vivienda digna para criticar los desahucios, a Bermúdez y la actitud de la sociedad frente a los más necesitados.
En su segundo, 40 años que llevamos haciendo amigos, celebraron la fiesta de aniversario de la propia murga. Comenzaron ironizando sobre la crisis de los 40 y las ganas que dan de cambiar: “llegué a estar tan mal que casi me voy a Zeta Zetas”. Continuaron con la serenidad que da la edad, que les permite criticar el sonido de Carlos Mas y la final a un solo tema. Hacen repaso entonces de sus 40 años y sus críticas más duras a concejales de fiestas y alcaldes: “Esta murga no se compra, no se vende”. Siguieron haciendo humor a costa de Ángel Víctor, utilizando la característica forma de hablar de los canariones ironizaron sobre que está gafado. Y de nuevo a la marca de la casa, críticas que no pasan de moda: las colas del norte, la corrupción o la situación de los discapacitados. Siguieron recordando a amigos que se han ido: Bambas, su extinta murga infantil, Triquikonas o los Guachis. Concluyeron agradeciendo a Diablos Locos que cuiden su amistad, que empezó hace 40 años.
Elegantes, con dos letras enormes, ingenio y crítica. Fieles a su estilo y esencia, su mayor tesoro. Los del Cardonal firmaron una gran actuación que, pese a no terminar de conectar del todo con el público, hizo las delicias de todo el que los escuchó. Su primero: crítica argumentada, bien hilada y cuidada. Su segundo: un regalo a su afición.