Científico de la Universidad de Portsmouth, Melvin Vopson, ha propuesto una teoría que podría cambiar la comprensión de la realidad tal como la conocemos: vivimos en una simulación digital. Inspirado por la película ‘The Matrix’, estrenada hace 25 años por los hermanos Wachowski y por la antigua alegoría de la caverna de Platón, Vopson sugiere que nuestra percepción del mundo podría ser simplemente una ilusión creada por una simulación extremadamente avanzada. Al igual que Neo, el protagonista de la película interpretado por Keanu Reeves, que descubre que su realidad es una construcción artificial para mantener a la humanidad bajo control, Vopson plantea que lo que percibimos podría ser solo una pequeña fracción de una verdad mucho más profunda y compleja.
Vopson sostiene que su hipótesis no es meramente especulativa y argumenta que hay evidencia científica que sugiere que nuestro universo funciona de manera similar a una simulación informática
En La República, una de sus obras más influyentes, Platón cuestiona la naturaleza de lo que consideramos real, sugiriendo que nuestras percepciones pueden estar limitadas a un mero reflejo de una verdad mucho más vasta y profunda. Esta idea de que el mundo que percibimos podría ser solo una ilusión ha fascinado a filósofos y científicos por siglos, y en la actualidad ha encontrado eco en las investigaciones de Melvin Vopson, un físico de la Universidad de Portsmouth. Vopson ha causado revuelo en los círculos académicos al afirmar que existen pruebas que apoyan la teoría de que vivimos en una simulación digital.
Vopson ha dedicado gran parte de su carrera a investigar la posibilidad de que el universo, tal como lo conocemos, sea una simulación sofisticada. Inspirado tanto por las ideas filosóficas de Platón como por la narrativa de las Wachowski, Vopson sostiene que su hipótesis no es meramente especulativa. Argumenta que hay evidencia científica que sugiere que nuestro universo funciona de manera similar a una simulación informática. Según sus propias palabras, «un universo extremadamente complejo, como el nuestro, si fuera una simulación, necesitaría una estrategia de optimización y compresión de datos para reducir los requerimientos de procesamiento y almacenamiento, algo esencial para gestionar una simulación de esta escala».
En sus investigaciones, Vopson ha identificado patrones en cómo se comportan los datos digitales y en los sistemas biológicos que, según su interpretación, son indicativos de la existencia de algún tipo de compresión de información. Esto sería un requisito fundamental para el funcionamiento eficiente de una simulación de gran envergadura. Vopson centra su hipótesis en una reinterpretación de la Segunda Ley de la Termodinámica, que establece que la entropía, o desorden, en un sistema cerrado, siempre tiende a aumentar o, en el mejor de los casos, a mantenerse constante. Sin embargo, Vopson sugiere que en los sistemas de información, la entropía puede, de hecho, mantenerse estable o incluso disminuir, lo cual contradiría esta ley fundamental de la física.
Basándose en estos hallazgos, Vopson ha propuesto la Segunda Ley de la Infodinámica, una extensión de la ley tradicional que podría explicar cómo se gestiona la información en un universo simulado. En sus propias palabras, Vopson explica que «sabemos que el universo se expande sin una ganancia o pérdida de calor neta, lo cual requiere que la entropía total del universo se mantenga constante. Sin embargo, según la termodinámica, la entropía siempre debería aumentar. Esto me lleva a concluir que debe existir otra forma de entropía, la entropía de la información, que compensaría este incremento». Esta nueva teoría, según Vopson, podría no solo tener implicaciones profundas para la física y la cosmología, sino también para la biología.
Vopson sugiere que las mutaciones genéticas podrían no ser completamente aleatorias, como postulaba Charles Darwin, sino que podrían estar influenciadas por un mecanismo destinado a minimizar la entropía de la información. En apoyo de su teoría, Vopson incluso ha estudiado el comportamiento del virus SARS-CoV-2, encontrando una «correlación única entre la información y la dinámica de las mutaciones genéticas». Este hallazgo, afirma Vopson, proporciona un respaldo adicional a su idea de que la información desempeña un papel tan fundamental en la estructura del universo como la materia y la energía.
A pesar de lo revolucionario de sus afirmaciones, las teorías de Vopson no han estado exentas de críticas. La comunidad científica sigue dividida. Según el portal de divulgación científica IFLScience, aunque la Segunda Ley de la Infodinámica de Vopson podría llevar a nuevos descubrimientos importantes, «existen tantas investigaciones que cuestionan la hipótesis de la simulación digital como las que la apoyan». Esto indica que, si bien la idea de que vivimos en una simulación es fascinante y ha capturado la imaginación de muchos, aún carece de la validación empírica y del consenso científico necesarios para ser considerada una realidad plausible.
La propuesta de Vopson, por tanto, plantea una serie de interrogantes que van más allá de los límites de la física y tocan aspectos fundamentales de la filosofía, la biología y la cosmología. Si su teoría resultara ser cierta, las implicaciones para nuestra comprensión del universo y de nuestra propia existencia serían inmensas. Vivir en una simulación digital implicaría un replanteamiento total de nuestras nociones de realidad, libre albedrío y propósito, evocando las mismas preguntas que Platón planteó hace más de dos mil años y que «The Matrix» volvió a popularizar en la era moderna.