Ha sido, con toda probabilidad, el día más esperpéntico en la vida política del expresidente Fernando Clavijo.
Ha sucedido en la mañana de hoy. Cuando muchas voces en Coalición Canaria claman por una renovación total del partido ante la debacle electoral vivida el pasado 26-M y solo un día después de que el ex presidente del Gobierno de Canarias Paulino Rivero (CC) rompiera su silencio en DIARIO DE AVISOS culpando de ese fracaso a Fernando Clavijo, Carlos Alonso y Ana Oramas, ambos ex presidentes nacionalistas han coincidido en el acto de toma de posesión de Ángel Víctor Torres.
Fernando Clavijo, sensiblemente noqueado, apeado del poder y cuestionado como nunca por los suyos, empieza a actuar de manera errática. Con muy poca elegancia y menos disimulo intenta por todos los medios evitar el saludo a Paulino Rivero, a pesar de que ambos se encuentran en apenas un metro cuadrado. Hasta que ya es imposible y opta por darle la mano sin tan siquiera mirarlo.
Una vez sentados, uno al lado del otro, a la espera de la llegada de Torres, Clavijo le da la espalda a Rivero todo el tiempo que puede en un claro gesto de desprecio ante la incredulidad y el bochorno de todos los presentes.
Pero ahí no acaba el actuar del expresidente Clavijo. A la llegada de Ángel Víctor Torres, este se acerca a saludar a los expresidentes. Lo manda el protocolo y todos mantienen el tipo con fina elegancia. Lo hacen todos menos Fernando Clavijo, que ni se levanta ni mira a la cara a Torres en una clara actitud de mal perdedor.
Unas formas y unos gestos groseros que quedarán en la hemeroteca para vergüenza presente y futura de todos los canarios de los que un día fue su presidente.