El Gobierno ha dado un paso más en sus esfuerzos para superar la crisis diplomática con Marruecos y ha accedido a la petición del país vecino de ayudarle a garantizar su seguridad energética mediante la regasificación en España de Gas Natural Licuado (GNL) comprado por Rabat y que luego será enviado al reino mediante el gasoducto que anteriormente hacía llegar a la península gas de Argelia.
El Ministerio de Transición Ecológica ha confirmado a Europa Press que se ha respondido “positivamente” a la petición de Marruecos “de apoyo para garantizar su seguridad energética sobre la base de las relaciones comerciales”, como “corresponde hacer con cualquier otro socio o vecino”.
En este sentido, el departamento que dirige Teresa Ribera ha aclarado que “con total transparencia, Marruecos podrá adquirir gas natural licuado (GNL) en los mercados internacionales, desembarcarlo en alguna planta de regasificación peninsular y utilizar el gasoducto del Magreb para que llegue a su territorio”.
La noticia, adelantada por la agencia Bloomberg, ha coincidido con unas declaraciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien desde Emiratos Árabes Unidos, donde se encuentra de visita oficial, ha asegurado que con el país vecino hay “una relación muy positiva”.
“ESTAMOS DESEANDO FORTALECER LA COLABORACIÓN”
“Siempre hemos considerado a Marruecos un aliado estratégico en muchos campos, como la inmigración, el desarrollo económico y la seguridad”, ha señalado. “Estamos deseando fortalecer esa colaboración bilateral”, ha manifestado, en una clara muestra de la voluntad del Gobierno de dar por superada la crisis.
Dicha voluntad también quedó de manifiesto con las recientes palabras del Rey Felipe VI quien, aprovechando la recepción al cuerpo diplomático, intervino por primera vez desde el estallido de la crisis a raíz de la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, el pasado abril.
El monarca animó a que los dos países caminen “juntos” para materializar una nueva relación, en línea con el deseo manifestado por Mohamed VI el pasado agosto de una nueva relación basada en la confianza y el respeto mutuo, no tuvieron la acogida que seguramente se esperaba tanto en Zarzuela como en Moncloa.
Tras ello, el primer ministro marroquí, Aziz Ajanouch, abundó en el mensaje lanzado por Mohamed VI en noviembre con motivo del 46 aniversario de la Marcha Verde, cuando advirtió de que no cabían “posiciones vagas o ambivalentes” en lo relativo al Sáhara Occidental por parte de aquellos países que quisieran relacionarse con el reino.
Por su parte, el portavoz del Gobierno, Mustapha Baitas, puntualizó que las relaciones exteriores del reino se sustentan en “ambición y claridad”. “La ambición existe, y España también ha expresado su ambición, pero para que esta ambición se refuerce, necesitamos mucha claridad”, recalcó.
En realidad, lo que busca Rabat en último término es que el Gobierno reconozca como marroquí la antigua colonia española, tal y como hizo Estados Unidos en diciembre de 2020 cuando Donald Trump estaba aún en la Casa Blanca.
Por su parte, el Gobierno se mantiene firme en su apuesta por una solución política para el Sáhara Occidental mutuamente aceptable para las partes en el marco de la ONU. Además, en las últimas semanas, el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, ha defendido la necesidad de “encontrar una solución a un conflicto que dura décadas” y que “más que congelado está olvidado”.
POSIBLE REACCIÓN DE ARGELIA
El gesto ahora hacia el país vecino no es menor pero podría tener repercusiones a su vez en la relación con Argelia, principal suministrador de gas a España. Cabe recordar que Argel rompió relaciones diplomáticas con Rabat el pasado agosto y en noviembre procedió al cierre del Gasoducto Magreb-Europa (GME).
Dicho gasoducto une Argelia con España a través de Marruecos, por lo que con su cierre Marruecos, además de perder los ‘derechos de paso’ millonarios que ingresaba por el tráfico del gas, vio peligrar su abastecimiento energético, en especial para los dos ciclos combinados de Tahaddart y de Ain Beni Mathar, que cubren en torno al 10% de la producción de electricidad del país.
El Gobierno marroquí aseguró inicialmente que no habría problemas de suministro pero finalmente ha optado por pedir ayuda a España. Su ministra de Transición Energética, Leila Benali, ha contado ahora a Bloomberg que Rabat quiere firmar acuerdos de al menos cinco años para garantizarse el suministro de GNL, para lo que a principios de enero invitó a un grupo de operadores a presentar ofertas.
“Les dijimos: Pueden suministrar lo antes posible, ya sea en febrero o marzo, en este puerto en un país vecino y podemos llevarlo a Marruecos”, ha explicado Benali. La idea de Marruecos es que más adelante, una vez que el país tenga una terminal flotante para importar GNL, la primera de las cuales estará en el puerto de Mohammedia, los cargamentos podrían enviarse directamente al país.
NEGOCIACIONES DESDE OCTUBRE
Según informa el portal marroquí Le360.ma, próximo al Palacio Real alauí, Marruecos estaba negociando esta posibilidad desde finales del pasado mes de octubre. Un alto responsable de la Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas (ONHYM) ha comentado a este medio que “la inversión del flujo del GME es una solución entre otras alternativas de suministro”.
Con ello, se podría alimentar las centrales que funcionan con gas “desde el oeste del país a partir de España si fuera necesario pero también potencialmente desde una instalación marítima de importación conectada al GME”, ha señalado este responsable, que deja claro que en ningún caso se trataría de hacer llegar, vía España, gas argelino a Marruecos.
De acuerdo con esta fuente, el regulador español ya ha planteado una tarifa de salida a través del gasoducto GME hacia Marruecos, igual que existen para Portugal o Francia y “la solución de la inversión del flujo podría ponerse en marcha sin demora si se toma la decisión para ello”.