Las decisiones sobre los refuerzos para una tercera dosis de la vacunas, podrían verse influenciadas por el aumento de la variante Delta en muchas partes del mundo y la posibilidad de que las personas vacunadas puedan transmitirla a otras personas si se infectan. En teoría, reducir aún más el riesgo de infección para las personas vacunadas disminuye la posibilidad de propagación de Delta.
La variante se informó por primera vez en India a fines de 2020, pero siguió siendo relativamente rara hasta marzo, cuando se produjo un aumento. Pocas personas en el país habían sido vacunadas en ese momento, lo que permitió que el virus se propagara en la India y más allá.
Un escenario similar podría ocurrir nuevamente en un área con baja cobertura de vacunación y mucho COVID-19, como ocurre en varios países del mundo hoy, ya que en los lugares donde ocurren más infecciones, hay más virus replicando y, por lo tanto, más oportunidades para que evolucionen nuevas variantes del virus entre las personas que no estén vacunadas.
A medida que el coronavirus continúa infectando y matando a tasas alarmantes en todo hemisferio Sur con América latina y África a la cabeza, donde los niveles de vacunación siguen siendo catastróficamente bajos, la decisión de los países ricos de dar inyecciones de refuerzo a su propia gente en lugar de donar esas dosis a las naciones más pobres es profundamente controvertida, llevando a defensores y expertos, incluida la Organización Mundial de la Salud, de calificar la medida de inmoral.