Los pasajeros de un vuelo que partió el pasado domingo desde Phoenix con destino Honolulu vivieron, a buen seguro, el peor viaje de sus vidas. 36 de ellos resultaron heridos, 20 acabaron en el hospital y 11 se encuentran en estado de gravedad.
«A veces, estas bolsas de aire ocurren sin previo aviso. Es raro tener ese nivel de turbulencia extrema. Fue un caso muy extremo», indicaba el vicepresidente de la compañía aérea Hawaiian Air, Jon Snook, quien valora positivamente que ninguno de los afectados, entre los que estarían tres trabajadores de la compañía, hayan sufrido heridas de carácter crítico.
No obstante, y tal y como se puede apreciar en las imágenes que algunos pasajeros han compartido en las redes sociales, el interior del avión quedó completamente destrozado. Afortunadamente, logró aterrizar en el aeropuerto de destino sin ningún problema, a las 10.50 horas.
«Se brindó atención médica a varios invitados y miembros de la tripulación en el aeropuerto por lesiones menores, mientras que algunos fueron transportados rápidamente a hospitales locales para recibir atención adicional», asegura la aerolínea en Twitter.
Tras tomar tierra y abrirse las puertas de la aeronave, los sanitarios desplazado encontraron un panorama desolador, con heridos por lesiones en la cabeza, cortes, hematomas, náuseas y hasta pérdida de conocimiento.