“El síndrome de burnout no es simplemente pasar por una etapa de estrés alto o estar harto de tu trabajo. Es la destrucción de tu cuerpo, mente y espíritu. Una destrucción lenta… pero firme”. Así lo define el Dr. Carlos Cenalmor, psiquiatra y experto en burnout, quien advierte que este síndrome no solo puede arruinar tu calidad de vida, sino que, en casos extremos, puede ser mortal.
Un enemigo silencioso
El burnout es el resultado del estrés crónico que se acumula de manera constante, y su impacto es devastador tanto en el cuerpo como en la mente. No es simple fatiga ni un desánimo pasajero; es un agotamiento físico, emocional y mental que debilita cada aspecto de nuestra salud. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), este síndrome surge cuando el estrés laboral no se gestiona de manera adecuada, pero el Dr. Cenalmor señala que esto es solo una parte del problema: “El burnout no depende exclusivamente de la capacidad del individuo para manejar el estrés, sino también del entorno laboral tóxico y de una sociedad que glorifica la hiperproductividad”.
¿Cuáles son las señales de alerta?
Los primeros síntomas pueden parecer inofensivos: cansancio persistente, insomnio o dificultad para concentrarse. Sin embargo, a medida que el estrés se acumula, estos síntomas evolucionan hacia problemas de salud más graves, como hipertensión, enfermedades cardíacas, problemas hormonales, digestivos y de piel, e incluso trastornos autoinmunes. El síntoma probablemente más extraño que me he encontrado por estrés ha sido la rinolicuorrea. “El estrés crónico activa una cascada de efectos físicos que van desde la inflamación hasta el debilitamiento del sistema inmunológico”, explica Cenalmor.
Historias que hacen reflexionar
Una historia que el Dr. Cenalmor suele compartir es la de una empresaria que llegó a su consulta tras sufrir un colapso total. Como le sucede a algunas personas, esta mujer había pasado años trabajando sin apenas descanso, sin vacaciones, acumulando jornadas interminables y dejando de lado su autocuidado. Su vida era trabajar, mantener una escasa vida social y la relación en declive con su pareja “Todo comenzó con síntomas que muchos consideran normales: cansancio, insomnio, problemas digestivos. Pero ella los ignoraba, convencida de que eran una “mala racha”, explica Cenalmor. Esto es algo muy habitual: tendemos a normalizar sensaciones que son realmente señales de nuestro cuerpo. El cuerpo y la mente avisan de que se están empezando a quemar, pero en nuestra sociedad consideramos que estar siempre cansados o agobiados, es lo que una persona productiva debe sentir. Finalmente, a esta mujer su cuerpo dijo “basta”: sufrió un cuadro depresivo tan severo que la dejó en cama durante meses, con las consecuencias que esto tuvo para su vida laboral y personal “Su cuerpo tuvo que tirar del freno de mano antes de que colapsara por completo”, añade.
Este caso ilustra cómo el burnout no solo erosiona la salud física, sino también la mental y emocional. No es solo una cuestión de fatiga; es un síndrome que puede llevarnos al límite, comprometiendo nuestra capacidad de vivir y disfrutar de la vida.
¿Por qué estamos tan quemados?
La sociedad actual nos empuja a ser productivos en todos los aspectos de nuestra vida: mantener una vida social activa, estar en forma, cuidar a la familia y proyectar una imagen impecable en redes. Como señala el Dr. Carlos Cenalmor, “nos hemos desconectado tanto de nuestras necesidades básicas que hemos normalizado vivir en un estado de estrés constante”.
El problema no se limita al trabajo. Hemos normalizado estar siempre ocupados, llenando cada minuto con tareas autoimpuestas. Si no hacemos algo “productivo”, sentimos que perdemos el tiempo, generando insuficiencia y culpa que alimentan el ciclo del estrés.
Cenalmor recuerda que al mudarse al Pirineo descubrió que pasear sin un objetivo no es perder el tiempo, sino ganar conexión. El burnout es un síntoma de esta desconexión.
Muchas personas solo escuchan a su cuerpo cuando este las obliga a parar. “No se trata de hacer menos cosas, sino de hacerlas con conciencia”, dice Cenalmor.
El cambio no empieza con talleres de mindfulness ni con técnicas de respiración, sino con una revisión honesta de nuestras prioridades y de cómo nos relacionamos con nuestro tiempo.
Cómo actuar
El Dr. Carlos Cenalmor, a quien hemos consultado para esta nota, señala que el burnout no es un destino inevitable. Es posible recuperarse y prevenirlo si se toman medidas adecuadas. Cambiar las dinámicas laborales, fomentar un estilo de vida más equilibrado y escuchar las señales de nuestro cuerpo son pasos esenciales.
Si sientes que estás en el camino hacia el burnout, no dudes en buscar ayuda profesional. Como dice el Dr. Cenalmor, “tu cuerpo siempre te está hablando; la clave es aprender a escuchar”.