En los últimos años, las compañías aseguradoras han tratado de revertir una situación de deslealtad por parte de los usuarios, que se aprovechaban del desconocimiento de las compañías de seguros para tratar de estafarlas reportando falsos accidentes o siniestros de origen opaco.
La lucha contra el fraude se ha convertido en una prioridad para las compañías aseguradoras. Según la Unión Española de Entidades Aseguradores y Reaseguradoras, uno de los mayores picos de fraude se detectó en 2015, con un 1,22% de los casos reportados como fraudulentos y un total de 306.000 reclamaciones falsas.
Ante este paradigma, se antojaba fundamental tomar medidas eficaces para la detección a tiempo del fraude, y para muchas firmas la solución pasa por la contratación de detectives privados, que sean capaces de proporcionar información veraz de manera discreta sobre la parte afectada, a fin de determinar la veracidad o falsedad de los hechos reportados.
El problema de los informes fraudulentos, al alza
Desde que se tiene constancia de informes falsos y de intentos de fraude al seguro, las compañías aseguradoras no han dejado de detectar que esta práctica va en aumento. Sin embargo, las compañías de seguros insisten en dar a conocer las implicaciones negativas que tienen para los propios asegurados estas prácticas. No solo por las consecuencias legales que pueden existir por fraude, sino por los cambios en la tendencia de mercado que puede generar el hecho de cubrir económicamente informes falsos.
“El principal problema de las compañías de seguros es que se exponen a dar por válidos unos hechos que en realidad no han sucedido como los afectados dicen, de modo que la única forma que tienen de tener la garantía de que realmente deben cubrir el coste de un siniestro o una lesión es contratar los servicios de un detective privado, que cuenta con todo lo necesario para averiguar si en realidad los hechos se produjeron conforme relata el asegurado, o si bien las sospechas de fraude de la compañía aseguradora tienen fundamento”, relatan los profesionales de la agencia de detectives Doverty, que reciben en la capital española la mayoría de casos relacionados con posibles fraudes al seguro.
Tanto desde Doverty como desde el conjunto de aseguradoras se pone el foco en que esta práctica fraudulenta puede acarrear un gravamen económico para los propios asegurados, ya que, si el fraude sale bien, la aseguradora se ve obligada a abonar unas cantidades superiores a las reales y, por tanto, las cuotas para los asegurados subirán para hacer frente a los sobrecostes generados por las reclamaciones fraudulentas.
Cómo detectar eficazmente los intentos de fraude al seguro
Aunque en España no está generalizado el uso de softwares específicos para detectar patrones y establecer incoherencias en los datos reportados por los asegurados, existen maneras de detectar si los informes de accidentes y siniestros son reales o no.
“La mejor manera de contrastar la información es dejando en manos de investigadores profesionales el asunto: cuentan con la experiencia, los medios y los recursos para detectar fraudes al seguro. Además, al contar con la legitimación correspondiente, las sospechas de fraude por parte de compañías aseguradoras pueden ser tratadas en nuestra agencia de detectives privados, ya que contamos con especialistas que estudian estas irregularidades y logran detectar reclamaciones fraudulentas al seguro haciendo uso de rastreo de redes sociales y contrastando la información con las fechas y el estado del asegurado en función de la información que se desprende de sus perfiles en la red, así como de sus propias actuaciones en la calle”, explican.
Un ejemplo de cómo detectar un intento de fraude a una compañía aseguradora típico es el de un asegurado que reporta un accidente con heridas que le impiden desplazarse, ir a trabajar y llevar a cabo sus quehaceres diarios con normalidad para demandar el cobro de una indemnización.
En esos casos, una buena manera de comprobar la veracidad de lo reportado en el informe del siniestro es llevar a cabo un seguimiento del afectado, comprobar su estado en vías públicas y realizar exámenes médicos para llevar a cabo un seguimiento de las lesiones y comprobar su veracidad.
“Es habitual solicitar al asegurado una visita médica para certificar las lesiones, y así poder contar con un informe médico que avale su presencia en caso de haberlas reportado en el informe del seguro”, explican desde Doverty. “Si ese examen médico no se realiza, se sobreentiende que no existen tales lesiones y, por tanto, la indemnización es denegada, pudiendo la compañía aseguradora solicitar actuaciones legales en contra del asegurado por intento de fraude”, añaden.
Todos estos hechos pueden quedar complementados con reportes fotográficos e informes procedentes de investigadores privados especializados en detección de fraudes, a fin de proporcionar las pruebas correspondientes a la compañía para probar el estado real del asegurado y permitir, en última instancia, mejorar la toma de decisiones de la compañía de seguros.