¿Tu audiencia te recordará 5 minutos después? La creación de contenido es incesante, por lo que la competencia también lo es y distinguirse es clave, pero no lo único: emocionar, conmover, impactar son los verbos para llegar a la audiencia. La publicidad no es una mera transacción, sino una forma de conectar. Es en este contexto que la mejor manera de superar el desafío venido del consumo constante del contenido. Lograr la retentiva de un usuario e imprimir una idea en su memoria será la herramienta para lograrlo.
Ya no es el producto, ahora es la experiencia
El mercado está saturado los mismos productos y alternativas similares, con publicidad que trata de venderlos de formas parecidas como “el mejor”. Sin embargo, esto ya no funciona debido a que el consumidor está más informado gracias a la accesibilidad de la información y su propio escepticismo. Es aquí cuando se ha requerido un cambio: dejar el foco en el producto y concentrarse en conectar y crear valor. Es decir, la venta no es el objetivo, sino una consecuencia.
En consecuencia, las marcas, por su parte, ya no se limitan a que sus empresas tengan como objetivo el beneficio económico, sino que también aportar valor a sus consumidores. Lograrlo requiere de un trabajo arduo por parte de la empresa, el cual deberá hacer en conjunto con una agencia de marketing especializada en emocionalidad, como Leovel, por ejemplo.
La emoción es la que vende y la que compra
Nuestro sistema límbico es el responsable de la gestión de las emociones y la memoria. Las campañas de marketing exitosas se enfocan en estimularlo, cuestión de que los consumidores, al sentir felicidad por ver una publicidad, la asocien con la marca. Esto desemboca el deseo por el producto o servicio que se le ofrece.
Este proceso no es racional, sino enteramente emocional, que hace que el instante en el que la persona siente deseo y felicidad, compre. Será después cuando racionalice que ya pasó por caja.
Pero esto no es tan simple, ya que crear esta conexión requiere de emociones específicas que dependerán del producto y de lo que quiera transmitir la marca. Por ejemplo:
- la confianza para los servicios financieros y de salud;
- la alegría y la inspiración para los estilos de vida y el fitness;
- la pertenencia y la comunidad para sectores de nichos y deportivos;
- y la nostalgia y la autenticidad para las marcas ya consolidadas y con historia.
Estas son las emociones que fungen de puente entre la marca y su público. Comprender cuál es el sector y cuál es el target es indispensable para lograr evocar las emociones adecuadas.
Los tres pilares que sostienen el marketing emocional
Existen tres estrategias que fundamentan el marketing emocional, las cuales están diseñadas para generar cercanía con el espectador, con el fin de despertar esas emociones que hagan memorable el contenido de la marca.
El story Telling: la narrativa que transforma
Esta herramienta humaniza la marca porque se enfoca en la historia del cliente. Lo que hace es mostrar mucho más que la funcionalidad de su producto: hace una narrativa que muestra cómo se transforma su consumidor gracias a su producto. Los vídeos inmersivos son indispensables para transmitir con fuerza esa historia. Y un detalle específico que genera esa conexión con sensación auténtica es que lo contado no es perfecto, por lo que se vuelve más humano.
La personalización individual: la empatía hacia el cliente
Una persona se siente mucho más atendida y especial cuando es reconocida. Lo más básico es insertar el nombre del cliente en cada comunicación, pero esto es insuficiente. También se requiere el análisis de datos para entender las necesidades del cliente y lograr satisfacerlas en el momento oportuno.
La comunicación uno a uno también marca una diferencia importante. Una llamada personalizada aumenta la retención en al menos un 10%. Y para llegar allí se pueden automatizar algunas atenciones vía mensajes, empleando Inteligencia Artificial previamente entrenada para que el lenguaje sea cercano y certero, implementada en los CRM adecuados.
La comunidad: el espacio para los consumidores
El acumular seguidores ya no basta; se requiere crear un espacio en el que las personas puedan interactuar y e identifiquen con la marca. La marca puede crear dinámicas exclusivas o eventos virtuales para darles vida.
En estos espacios, hay intercambios entre los mismos usuarios, pero también de ellos hacia la empresa, por lo que el feedback es valioso tanto para mejorar los productos para dar a entender que los clientes son relevantes.
De estas interacciones surge naturalmente el contenido generado por el usuario. La autenticidad de personas reales hablando de la marca es mucho más efectivo que cualquier estrategia de marketing porque las personas le creen más a pares que a una empresa.
Dos ejemplos de marcas con marketing emocional
La efectividad de la emocionalidad aplicada estratégicamente en el marketing está demostrada en estos casos, por solo mencionar dos para ejemplificar:
Nike inspira
Nike hace uso de la inspiración, la autosuperación y la pertenencia. Su slogan “Just Do It” transmite que cualquiera puede alcanzar la grandeza, y no solo los deportistas de élite que promocionan la marca.
Dove se siente real
Dove, por su parte, apela a la empatía y a la autoestima. Su campaña “Belleza Real” dio un paso importante para romper con los estereotipos de belleza, al mostrar mujeres con diversidad de cuerpos. Se generó un vínculo con las personas que no alcanzan estos estándares porque la marca demostró que las escucha.
¿Cuáles serán los próximos pasos de tu estrategia?
La emocionalidad no es una opción, sino una necesidad de las marcas para llegar a su público objetivo. Siendo que los consumidores cada vez desconfían más de las empresas, aquellas que logran humanizarse son las que mejores vínculos crean con sus consumidores, lo que les da a ellos la seguridad de que están siendo escuchados y que los productos que les presentan satisfacen sus necesidades. Es decir, no se trata de vender, sino de escuchar y atender.
¿Cuál es la emoción que quieres transmitir a tus clientes? Enfócate en comprender a tu audiencia no como consumidores, sino como personas que buscan de tu ayuda y acompañamiento como marca. ¿Qué, a quién y por qué les puedes contar?