Llegar a casa y quitarse la mascarilla, un gesto que probablemente la mayoría repite a diario sin darse cuenta de que hay que seguir extremando las precauciones con esta nueva ‘prenda sanitaria’ que nos acompaña siempre que salimos a la calle.
Numerosos expertos han insistido durante estas últimas semanas en diferentes actitudes que debemos tener en cuenta a la hora de manipular la mascarilla cuando se llega al hogar.
Lo primero es saber que hay que quitársela por las gomas que la sujetan a la oreja y evitar ponerla en cualquier superficie. Hacerlo por la parte exterior, hace que si está contaminada se convierta en transmisor de cualquier patógeno que haya quedado en el textil. Si se hace por la cara interna, la que va pegada a nuestra cara, puede recoger elementos infecciosos que hayan quedado en esa superficie.
Lo recomendable siempre es depositarla en una bolsa, saquito, estuche, sobre de papel o caja transpirable, algo que aún muchos siguen sin hacer. Es importante que no sea hermética, ya que esto favorecería la supervivencia del virus.
Otro error común en algunas familias es guardar todas las mascarillas de todos los miembros en el mismo lugar. Esto, según alertan expertos, favorece la contaminación entre ellas. Se han de guardar en lugares separados e intentar que sean de poco tránsito o poco uso en el hogar. Lo ideal es que se haga siempre en el mismo sitio. Si se toca la cara externa hay que lavarse las manos antes de entrar en contacto con otra superficie del hogar.
¿Y qué ocurre con las visitas? Si no disponen de su propia bolsita, se le puede proporcionar una e invitarles, si no lo han hecho ya, a que la guarden en su bolso o bolsillo. De no disponer de bolsita transpirable, podría bastar con un papel. En cualquier caso, lo ideal es evitar un exceso de manipulación y que quede guardada en una zona lo más cercana a la entrada de casa posible.