Cuando se tiene claro que algo no va bien en un matrimonio, y hay que sentarse a contemplar con seriedad qué hacer, una de las dudas más habituales consiste en decidir qué es mejor, si una separación o un divorcio.
El matrimonio y sus derechos
Lo primero es saber qué es un matrimonio y desde Najor & Asociados te enseñamos los pasos a seguir. Cuando dos personas contraen matrimonio, en lo que a la ley respecta, están creando voluntariamente una serie de derechos y obligaciones que les afectarán hasta que les pongan fin voluntariamente. Por ejemplo, están creando derechos sobre la propiedad a través del régimen económico, ya sea de gananciales o de separación de bienes, o también generan el derecho hereditario del cónyuge viudo. La separación y el divorcio acaban con esos derechos y deberes, creando otros nuevos.
Las diferencias
La separación, en términos legales, es una suspensión de la convivencia. Es decir, que ya no se hace vida de pareja a efectos legales. Es una forma de suspender el matrimonio, dejando una puerta abierta a una reconciliación que revertiría algunos efectos de la separación.
El divorcio es el fin de la convivencia y la disolución de los vínculos. La única forma de recuperar la convivencia es un nuevo matrimonio.
Najor & Asociados nos cuenta que en la separación se termina con el régimen de gananciales, si se tenía, pero se mantiene el régimen económico, que pasará a ser de separación de bienes. Si hay reconciliación se mantendrá la separación de bienes a menos que se otorguen capitulaciones matrimoniales ante notario, recuperando la sociedad de gananciales.
En el divorcio, sin embargo, el régimen económico se extingue y se liquida, separando por completo los patrimonios de las partes.
¿Juzgado o notario?
Tanto para la separación como para el divorcio se puede elegir entre acudir a un notario o pasar por el juzgado, aunque hay requisitos.
La separación y el divorcio notariales son más rápidos, en teoría, pero también más caros, porque hay que pagar a la notaría, además de los abogados que siguen siendo obligatorios. Además, solo podrá elegirse esta opción si se trata de un procedimiento de mutuo acuerdo y no hay menores no emancipados involucrados, entre otros requisitos.
La principal diferencia entre las dos opciones, el tiempo, varía mucho según el juzgado. Mientras que en una notaría se debería tener todo el trámite resuelto en un mes o menos, normalmente incluso semanas, en un juzgado no es probable que el tiempo necesario baje de los dos meses. Dependerá de la carga de trabajo del juzgado, claro está. Al letrado que suscribe le han dado resoluciones de divorcio en un mes y medio en unos juzgados, y le han hecho esperar ocho meses en otros.
Conclusión
Consultando a los especialistas de Najor & Asociados: ¿Cuál es la diferencia práctica entre la separación y el divorcio? Sencillo: Si se opta por separarse y después divorciarse, se va a pagar los honorarios de abogado y procurador dos veces para conseguir exactamente lo mismo. Acudir directamente al divorcio conseguirá el mismo resultado en menos tiempo y por menos dinero. Por supuesto, hay numerosos matices legales y comentarios a pie de página, la clase de detalles que nos encanta debatir a los juristas, pero esa es la esencia de las implicaciones para los particulares.
Si se tiene la intención de dejar de convivir por un tiempo, de estar separados para dar una oportunidad a la relación, basta con hacerlo de hecho, no de derecho. Si se han mentalizado (o una de las partes lo ha hecho) para ir a un abogado y contratar sus servicios, tiene más sentido proceder directamente a un divorcio. Es más rápido, económico y sencillo. Y siempre habrá tiempo para otro matrimonio.
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