Cuando Marie Trainer llegó a casa después de sus idílicas vacaciones en la República Dominicana su perro se abalanzó sobre ella lamiéndola de la emoción, Marie tenía una herida abierta en su brazo y su perro lamió en ella, siendo en ese momento cuando el animal le transmitió la bacteria. Fue entonces cuando de repente enfermó, pero creyó que se trataba de una gripe sin importancia. Diez días después la mujer despertó de un coma y descubrió que le habían amputado sus extremidades a causa de una bacteria que residía en la saliva de uno de sus canes.
Dolores de espalda, náuseas, fiebre… Lo último que recuerda la afectada antes de la tragedia es que se quedó dormida en el sofá. Se trata de la bacteria capnocytophaga canimorsus, cuya infección rara afecta a una persona de entre un millón.
«La bacteria se encuentra en la flora oral o en la boca de un perro y puede transmitirse a través de una mordedura o, a veces, simplemente por contacto con la saliva», explicó a los medios de comunicación la directora de enfermedades infecciosas del Hospital Aultman (Ohio, Estados Unidos).
«Cuando abrí los ojos no sabía dónde estaba (…) Fue muy difícil descubrir que tuvieron que quitarme las piernas y los brazos… muy difícil de asimilar», reconoció Marie en una entrevista concedida a Fox 8 News.