De las cuatro posibles rutas que podría haber escogido para fugarse de la Isla por vía marítima Tomás Antonio Gimeno, el tinerfeño de 37 años que se llevó consigo a sus dos pequeñas hijas el pasado 27 de abril en una triple desaparición, que el Juzgado de Instrucción Número 3 de Güímar investiga como presunto secuestro parental, los expertos consultados por este periódico consideran que la que tiene por destino el Caribe es la más probable, pese a la notable dificultad que ello conlleva si las niñas, de apenas uno y seis años de edad, le acompañasen en dicha travesía atlántica.
Este análisis de las cuatro posibles rutas obedece a que, si bien en un principio la desaparición de las pequeñas, llamadas Anna y Olivia, junto a su padre fue recibida con pesimismo entre los especialistas, con el paso de los días ha ganado peso la posibilidad de que Tomás pusiera en práctica un plan de fuga por vía marítima. No en balde, zarpó esa noche de la Marina santacrucera en una embarcación de recreo de su propiedad que apareció al día siguiente, a la deriva y vacía, frente a la costa del Puertito de Güímar.
Nadie vio a las niñas en compañía de su padre cuando estuvo en la Marina (ni fueron grabadas por las cámaras que lo captaron en el lugar), pero que subiera a bordo bultos que aparentemente contenían ropa e, incluso, una sillita infantil que luego se encontró cerca de donde apareció la embarcación de recreo, han dado alguna consistencia a esta línea de investigación.
Además, Tomás es un navegante con experiencia, cuenta con capacidad económica y contactos en lugares como Perú o Cabo Verde. Por último, amigos y allegados sostienen que un plan como este (algo rocambolesco) se ajusta sin dudarlo al carácter de este tinerfeño.
Para llevarlo a cabo, los hechos conocidos señalan que Tomás tuvo que hacer un transbordo desde su embarcación de recreo a un velero, pero a partir de ahí solo queda especular.
Como se ha dicho, la ruta del Caribe es la más plausible para los expertos consultados. En su favor, detallan, está el hecho de ser la más transitada, al punto que no es extraña la presencia de familias en los veleros que la recorren. Si bien es la más larga (con vientos adecuados se estiman entre 16 y 20 días de navegación), juega igualmente a su favor que, superado el Mar de los Sargazos, hay atraques donde elegir (Trinidad y Tobago, Bahamas, etc.) donde pasaría desapercibido y, desde ahí, ganar el continente para seguir hasta el país que se prefiera.
Solo la opción que lleva hasta Fortaleza (Brasil), previo paso por Cabo Verde, ofrece también, según dichos expertos, alguna verosimilitud. La duración estimada es de dos semanas, aunque la escala de Cabo Verde implica correr el riesgo de ser interceptado.
Respecto a la tercera opción, que sería dirigirse hacia la Península o el Mediterráneo con posible escala en Madeira, solo tiene a favor que puede cubrirse en una semana o menos, pero supondría entrar en una zona todavía más controlada por las autoridades.
Por último, la alternativa africana ni se contempla en realidad. Raro es el velero por esas aguas, donde, además, hay que contar con la piratería que abunda en el Golfo de Guinea.