Las familias que se dedicaban al negocio industrial portuario poco a poco van dejando paso al mercado financiero. Problemas de sucesión y asesores que se dedican fundamentalmente a captar ayudas patronales ajenas al negocio principal dan paso a los fondos de capital riesgo por el aburrimiento de propietarios. De vez en cuando alguien habla del negocio pesquero en Las Palmas con ciertas dosis de romanticismo.
No hay ni restaurantes de negocios portuarios y menos fábrica de hielo para los pescadores artesanales, que tienen que ir al Sáhara polisarial a comprar ‘hielo ocupado’. En Canarias ya no hay cuatro tiendas de aceite y vinagre. La agilidad que imponen las grandes superficies, el turismo y la lentitud de la mano de obra ha acabado por estrangular el negocio pesquero en Las Palmas. Los compradores europeos recurren a hacerse con el control de las pesquerías de cefalópodos cada vez más consolidadas de Mauritania y Marruecos para su suministro. La carga es mejor traerla con la Royal Air Maroc desde El Aaiún: 5.000 kilos de pescado semanales para consumo de los isleños y turistas.
Mauritania tiene aranceles favorables con la UE, entre otros aspectos, que los hacen mucho más atractivos para los comerciantes europeos. Los fondos van directamente a Mauritania para saltarse las barreras patronales y laborales de entornos portuarios europeos cercanos. Los acuerdos comerciales vigentes y muchas áreas de almacenamiento diferentes allí, ayuda a adquirir y preparar el material. También tienen un muy buen control sobre la pesca en Mauritania gracias a la formación que se financia desde la UE. El problema de Las Palmas con la pesca no es único. Grand Marine Foods, con sede en Kerala, también ha visto su negocio afectado por la creciente presencia en el mercado mauritano; pero diversifican a líneas empanadas para cadenas de alimentación, procesamiento adicional para el atún aleta amarilla y camarones. La diferencia es que los acuerdos con Mauritania y Marruecos son de la UE y Canarias es parte de ese mercado.
La firma canaria Unión Martín (UM), una empresa señera en el Puerto de Las Palmas, propiedad del fondo Alantra Partners, opera ya este 2020 con el control del 49% de la pesquera mauritana Societé Mauritanienne pour la Peche Industrielle (SMPI). Con ello, UM, que se dedica mayormente a calamares, pulpos y sepias, suma tres arrastreros congeladores de SMPI y la capacidad de captura anual de 700 toneladas métricas a sus activos existentes para estas especies.
Habitual de la ciudad de Las Palmas, que considera su hogar Mohamed Lemine Laroussi sigue administrando la empresa que comparte producción con los otros 10 buques en total de UM con las filiales moras de Palma Pesca y Fine Fishing. UM opera en los caladeros de pesca FAO 34 frente a las costas de Marruecos y Mauritania, es decir, en la costa sahariana y donde tiene alianzas para gestionar tres plantas de procesamiento. UM fue vendida por una cifra entre 70 y 80 millones en 2018 a Alantra en un momento en el que ingresaba anualmente unos 100 millones de euros.
Alantra quiere que UM tenga una expansión internacional como base de «uno de los principales pilares de crecimiento de la compañía para los próximos años». Su principal cliente en Canarias es Mercadona aunque el 20% sería por exportaciones a Italia, Grecia, EE.UU, Japón, China y Uruguay. En esa agenda de compras, Iberconsa también anda sondeando compras en Mauritania y negociando con Rimbal Peche, que tiene dos buques con licencias. El fondo Platinum Equity es dueño de Iberconsa. Grupo Profand se hizo hace unos años con Sofinas, líder en pulpo de Marruecos. Profand sumó 10 buques adicionales a su flota y aumentó su volumen anual de pesca de pulpo en aproximadamente 2.000 toneladas. Profand, como Iberconsa, dijo en ese momento que su objetivo era diversificar su oferta y tomar un mayor control de la materia prima.