Sin duda alguna el COVID-19 no deja de ser un enigma para los científico de todo el mundo. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos volvieron a recomendar hace dos días usar mascarillas en espacios interiores a los vacunados contra la COVID-19 más de dos meses después de anunciar lo contrario. Según la última guía de la autoridad sanitaria, se aconseja a las personas completamente vacunadas que usen mascarillas en “entornos públicos cerrados” en lugares con niveles de transmisión “sustancial” o “alto” así como se ha indicado el uso de estas en escuelas de cara al próximo curso escolar.
En mayo pasado, los CDC habían retirado la directiva de uso de barbijo para las personas vacunadas en Estados Unidos, pero ciudades como Los Ángeles y Filadelfia restablecieron el mandato. La transmisión comunitaria y los niveles de riesgo personal son dos factores para tener en cuenta, según los expertos.
Las vacunas contra el COVID demostraron ser efectivas contra las versiones más duras de la enfermedad que conllevan hospitalización y muerte. Pero expertos afirman que no es igual para todos y que la gente debe considerar factores como la transmisión comunitaria, los niveles de riesgo personal y su propia tolerancia al riesgo para decidir qué les conviene.
El nuevo consejo de “enmascaramiento” del CDC se basó en parte en datos que muestran que el virus puede prosperar en las vías respiratorias de las personas vacunadas. Ahora se esperan nuevos hallazgos para mañana viernes.
La recomendación de que las personas vacunadas en algunas partes del país se quiten el polvo de las máscaras se basó en gran medida en un hallazgo problemático, según la Dra. Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. “Una nueva investigación mostró que las personas vacunadas infectadas con la variante Delta portan enormes cantidades del virus en la nariz y la garganta”, expresó Walensky a The New York Times.
El hallazgo contradice lo que los científicos habían observado en personas vacunadas infectadas con versiones anteriores del virus, que en su mayoría parecían incapaces de infectar a otros. Esa conclusión fue un duro golpe a los estadounidenses: las personas con las llamadas infecciones de avance (casos que ocurren a pesar de la vacunación completa) de la variante Delta pueden ser tan contagiosas como las personas no vacunadas, incluso si no tienen síntomas.