Fotografía Tiburón blanco. Pixabay
La muerte de la joven turista estadounidense, Lindsay Jordan, fue agónica y terrible. Todo ocurrió en aguas de la Isla de Rose, ubicada al noreste de la capital de Nassau. El sol pegaba con fuerza cuando Lindsay, su familia y varios amigos decidieron hacer snorkel en las apetecibles aguas cristalinas de Bahamas.
Todo se torció con la llegada de los tres tiburones blancos que rodearon a la joven. Su familia, que se había percatado de la situación, trató de avisarle, pero Lindsay no escuchó los gritos desesperados de los suyos.
Poco después, los animales atacaron a varias extremidades del cuerpo de la joven turista, hasta que consiguieron quedarse con su brazo derecho.
A pesar de ser rescatada y trasladada rápidamente a un centro hospitalario en New Providence, los médicos solo pudieron certificar su fallecimiento.