La nueva variante del virus SARS-CoV-2 que surgió en mayo del año pasado y que se ha convertido en la cepa dominante en California en EEUU, no solo se contagia más rápido que las demás cepas, sino que también resiste a los anticuerpos creados tanto por las vacunas como por el sistema inmunitario tras haber pasado la infección y, además, se asocia con graves síntomas y muertes, según informa Los Angeles Times. «El diablo ya está aquí», lamentó el investigador de la UCSF, Charles Chiu.
Un estudio de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) concluye que la variante californiana, B.1.427/B.1.429, debe ser considerada «variante preocupante» junto a las de Reino Unido, la de Sudáfrica y la de Brasil. La cepa de California representará el 90% de las infecciones por covid-19 en este estado al final del próximo mes, anunció Chiu. «Ojalá que fuera diferente, pero la ciencia es la ciencia», lamentó el científico.
Las variantes californiana y británica cuentan con características ‘mejoradas’ y es muy probable que puedan circular entre la población al mismo tiempo aumentando las probabilidades de una vuelta a los picos de contagios y muertes, dijo Chiu. Esto abre la puerta a una «pesadilla»: que una persona se infecte con las dos cepas y cree una nueva variante del SARS-CoV-2 más peligrosa.
Las últimas evidencias sobre la variante de California demuestran que los síntomas son más graves y las vacunas menos efectivas: «Se deben intentar disminuir los contagios de esta cepa y esto incluye reforzar medidas higiénicas, limitar los eventos públicos y acelerar la campaña de vacunación», dijo el científico.
“Puedo anticipar que las variantes van a tener efectos en la vacunación», alertó Chiu. Lo que preocupa de las nuevas variantes del coronavirus es que aparentemente no son más débiles, sino que, por el contrario, son mucho resistentes.