Candelaria celebró el día grande de la festividad de la Patrona de Canarias después de dos intensas jornadas en la que la Villa Mariana ha recibido cerca de 150.000 peregrinos y en las que cabe resaltar la ausencia de incidencias graves. Según confirmó el Ayuntamiento, el dispositivo de Seguridad y Emergencias registró 171 atenciones sanitarias (20 más que el año pasado), la mayoría por traumatismos y por los efectos del calor. “El número de intervenciones ha sido bajo, si tenemos en cuenta la cantidad de personas movilizadas”, señaló un portavoz del dispositivo sanitario. La presencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado ha sido notable en estos días en Candelaria.
La jornada amaneció radiante. El sol comenzó a apretar fuerte desde primera hora, aunque una suave brisa hacía más llevadera la mañana. Desde las 9, hora en la que los peregrinos más rezagados continuaban aproximándose a la Villa a través de los senderos y rutas habilitados, las chácaras y los tambores de la Asociación La Guanchería de Los Realejos comenzaban a sonar en el interior del templo, iniciando así la danza a los pies de la Virgen, acto que abre los festejos cada 15 de agosto.
A las 10 en punto comenzó a oírse en la plaza de la Basílica las sirenas de los motoristas de la Policía Local y de Protección Civil, que anunciaban por toda la avenida marítima y la calle de La Arena la llegada de más de un millar de participantes en la ofrenda atlética, que habían salido desde Santa Cruz a las 7 de la mañana.
Por vigesimoséptimo año consecutivo, después de realizar el recorrido por la carretera vieja, el pelotón entró agrupado a la plaza con todos sus integrantes brazos en alto y profiriendo constantes vivas a la Virgen de Candelaria ante un público que presenciaba su paso desde calles y balcones y que no se cansó de aplaudir a los atletas, aunque muchos ocuparon sus manos en los móviles para grabar el momento. Precisamente, una vez depositados los ramos de flores a los pies de la imagen, los selfis ante la Patrona de los propios atletas y sus familiares que esperaban en la plaza pusieron fin al emotivo acto, cuyo número de seguidores crece con el paso de los años. Seguidamente, a las 11, partió la procesión cívica con el pendón de la Villa desde el Ayuntamiento, presidida por la alcaldesa de Candelaria, María Concepción Brito, y la Corporación municipal, acompañados por el alcalde de Teror, José Luis Báez, y concejales del municipio grancanario, hermanado con Candelaria.
También asistieron, entre otras autoridades, el presidente del Gobierno regional, Fernando Clavijo; la delegada del Gobierno en Canarias, Elena Máñez; el subdelegado del Gobierno, Javier Plata; el presidente del Cabildo, Carlos Alonso, y el diputado del común, Rafael Yanes, además de varios parlamentarios, senadores, concejales y cónsules. La representación militar, con presencia de mandos de los tres ejércitos, la encabezó por primera vez el teniente general jefe del Mando de Canarias, Carlos Palacio Zaforteza, que tomó posesión el pasado mes de febrero en sustitución de Pedro Galán, y que fue el encargado de recibir a la presidenta del Parlamento, Carolina Darias, que ostentó el papel de representante del rey.
Una vez que el capitán jefe de la unidad de honores formada frente a la Basílica dio novedades al máximo representante del Ejército en Canarias, Darias pasó revista, junto con el general Palacio, a la Unidad de Honores, al compás de la marcha de El Abanico. Seguidamente, la presidenta de la Cámara y la alcaldesa de Candelaria saludaron una por una a las autoridades civiles y militares.
Entrada al templo
Tras el desfile militar al ritmo del pasodoble Islas Canarias, el toque de la Fajina puso fin al acto castrense, y la atención se trasladó al interior del templo, donde el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, y el prior de la Basílica, Daniel López, esperaban en la puerta para recibir a la representante del rey.
Durante la eucaristía, que un año más volvió a abarrotar la Basílica, el prelado recordó que “la Virgen María no es una imagen sino una mujer real, cercana a todos, que existió y que le ha dado el sentido a toda la humanidad”, e invitó a los fieles a “aprender a escucharla y a imitarla, a orarla y a dar gracias a Dios”. Bernardo Álvarez que no se salió del guion de la liturgia de la palabra, defendió la fe “frente a la vana credulidad, como la santería o los horóscopos”.
Al término de la eucaristía, que fue seguida por varias miles de personas en el exterior a través de una pantalla gigante, tuvo lugar la procesión alrededor de la plaza. La interpretación de los himnos de Canarias y de España ante la Virgen, que lucía un manto de color malva con tonos amarillos, a la entrada del templo, y una traca de fuegos artificiales pusieron fin al acto, aunque las fiestas seguirán hasta el domingo.