elecciones 26-m

Una jornada de calor y quejas por falta de privacidad

En la mayoría de los colegios electorales hubo protestas por tener que recoger las papeletas de las mesas, sin el derecho a la intimidad

REPORTAJE FOTOGRÁFICO: SERGIO MÉNDEZ

Una santacrucera de 104 años no se pierde la jornada electoral. | Sergio Méndez

España se levantó casi en armas a finales del mes pasado para elegir su destino en las elecciones estatales. Ayer, cuando tocaba votar para saber quién va a mandar en casa, Canarias se dejó dormir… aunque no fue la única comunidad donde se esperaba mayor participación.

El nivel de interés decreció y eso se dejó notar en los colegios electorales, donde esta vez casi no hubo colas, aunque sí se registraron protestas. La mayoría de ellas iban encaminadas hacia la falta de privacidad a la hora de escoger las papeletas. Poco menos que al aire libre, sin intimidad, sin privacidad, los votantes miraban a su alrededor en busca de espacios privados habilitados, pero no los encontraban.

“No hay derecho a que todo el mundo sepa qué es lo que voy a votar, aunque yo no tenga nada que esconder”, señalaba una señora en Los Andenes. No fue el único lugar donde hubo reclamaciones a ese respecto pese a que existiera una excusa. “Es que esta vez hay que votar hasta el presidente del colegio de abogados”, bromeaba un joven ciudadano ataviado con una camiseta del CD Tenerife. “De aquí me voy para el estadio, a seguir sufriendo”, añadía a su divertido discurso.

Por los colegios desfilaban también muchos de los que se habían estrenado en votaciones el mes pasado. Con los 18 años recién cumplidos y sin la experiencia de anteriores comicios, más de uno se perdió y hasta se sintió agobiado. “Mi madre, pues sí que es un rollo esto de votar, yo solo conozco a dos de todos estos”, exclamaba uno de los representantes de esa nueva hornada en la que quedará la responsabilidad de armar un buen futuro para la patria.

Al otro lado del árbol de la vida estaba Amelia Galindo. Nena, de 104 años de edad, fue a votar al colegio electoral situado en las oficinas municipales de Santa Cruz, en el parque de La Granja. En silla de ruedas, bien acompañada y con todo su tino, depositó los votos en las urnas en toda una demostración de responsabilidad y valores. Ella podrá protestar si las cosas salen mal en adelante, los que se quedaron en casa o eligieron la playa como alternativa a las urnas no tendrán ese derecho. Nena se marchó y en el colegio, de forma entrañable, la mayoría pensó hacia sus adentros: “Ojalá vuelva en las próximas elecciones”.

REPORTAJE FOTOGRÁFICO: SERGIO MÉNDEZ
REPORTAJE FOTOGRÁFICO: SERGIO MÉNDEZ
REPORTAJE FOTOGRÁFICO: SERGIO MÉNDEZ
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REPORTAJE FOTOGRÁFICO: SERGIO MÉNDEZ
REPORTAJE FOTOGRÁFICO: SERGIO MÉNDEZ
REPORTAJE FOTOGRÁFICO: SERGIO MÉNDEZ

Por fuera de los colegios se desarrollaron debates vecinales. Dos miembros de una misma comunidad no se ocultaban sus votos, tan democráticos como dispares. “Yo voté en todo a Coalición Canaria, menos al Parlamento Europeo”, señalaba el más joven, mientras sus compañero de conversación se llevaba las manos a la cabeza y le respondía: “Cómo la gente le vota todavía a estos que nos han arruinado y llevan 30 años de saqueo, yo lo siento, pero prefiero los partidos sólidos de verdad, con proyectos reales, y le he votado al PSOE”. La grandeza de la democracia. Había miedo con tanta urna, aunque desde el Gobierno de Canarias hacían un llamamiento matutino para que no cundiera el pánico. Entre los afortunados elegidos para formar parte de las mesas electorales había apuestas, se hacían quinielas y tenían tiempo para poder comer tranquilamente, “a diferencia de las últimas votaciones, en las que casi no pudimos respirar”, desvelaba uno de los interventores.

También los había que recordaban lo cómodo del voto por correo. “Mis primos y mi padre votaron el martes en Las Torres porque se iban a la final de la Copa del Rey a Sevilla y hoy están bien tranquilos, con calor, pero tranquilos”, contaba una de las vocales de uno de los colegios electorales de Tíncer. El temor iba más allá de la recogida de votos. “¿Por qué color empezamos después el recuento?”, decía entre risas uno de los miembros más jóvenes, al que su compañera le seguía el juego: “En los sobres hay más colores que en tus tatuajes”, bromeaba en relación a la enorme cantidad de tinta que adornaba los brazos del joven. Luego esos colores se convertirían en realidades y en resultados.

VILLARROYA, EL PUEBLO DE OCHO HABITANTES QUE VOTÓ EN 70 SEGUNDOS

Fue la mesa electoral más cómoda de toda la jornada de ayer. En Villarroya, el pueblo de La Rioja de apenas ocho habitantes, las votaciones duraron 70 segundos y en 90 ya se había cerrado. Hace un mes, en las elecciones generales, fueron todavía más rápidos, votaron en 40 segundos y cerraron en 90, pero eran solo seis los que pudieron votar. El día estuvo cargado de anécdotas, como la de la la apoderada de ERC que se quitó la camiseta independentista que lucía a requerimiento de un apoderado de Vox. La mujer quedó en sujetador, le dio la vuelta a la camiseta y se la volvió a poner. “Así, señor, ya no hay ningún delito”. En el hospital de Lorca pasó el día el número dos del PP en Águilas (Murcia), operado de urgencias por una apendicitis, y José Luis Sánchez, apoderado de Vox en Lavapiés (Madrid), fue encontrado muerto después de que se le echara de menos en el colegio electoral y los bomberos acudieran a su domicilio. En Venta de Baños (Palencia), una candidata robó papeletas de su partido porque no quería salir elegida.