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‘Rincones del Atlántico’

Rincones del Atlántico, publicó su número 10 en diciembre de 2019. Revista de autor, su director Daniel Fernández Galván es de La Orotava. Uno de los proyectos culturales publicados más relevantes de Canarias. Se inició en otoño de 2003 y ofrece la mirada del otoño, donde la naturaleza se detiene para iniciar nuevo ciclo, gira hacia los colores pardos, es caducifolia. Hace periodismo lento, el slow journalism, allí donde fraguan las ideas, alejada del tiempo y anticipada a él. Encierra la contradicción isleña de arrinconarse y abrirse al horizonte Atlántico. Señalaba en su primer número su afinidad con la Revista de Canarias (1878), dirigida por el orotavense Elías Zerolo. También de La Orotava, Antonio Lugo y Massieu, apóstol del arbolado, que publicó entre 1915-1931 la revista El Campo, como amante de la naturaleza, con gran sensibilidad y sentido ético de la vida.
Rincones incorpora desde el primer número el referente de la obra de César Manrique, con centenario este 2019, con quien coincide en Lanzarote Arquitectura Inédita (1974-1988-2019), soportada en la arquitectura popular de la isla. Influencia relevante en la trayectoria de Rincones, “manriqueña”. Promueve un mundo mejor, solidario, colaborativo, justo y habitable. Al cuidado de los recursos de la tierra, la vida y el bienestar de los seres vivos. Apuesta por el sector primario, la agroecología y la soberanía alimentaria. La salud de los ecosistemas y el bienestar animal. La defensa del árbol. La soberanía energética y el cambio climático. Por un turismo sostenible.
Rincones mantiene con el número 10, las mismas secciones temáticas que en el primero, 11, desde la arquitectura tradicional a la agricultura ecológica. Ofrece una calidad singular de imagen, por su extensión, valor histórico y documental, que permite la lectura apoyada en los pies de foto, con la lectura científica que ofrecen sus textos y bibliografía. Tres mecanismos de Rincones que no dejan de sorprenderme. Elogio del “tiempo detenido” de ayer y hoy, donde compara planos e imágenes antiguas y recientes, con igual encuadre; cada una de ellas es un viaje en el tiempo. Se declara “coleccionista” en cada “mosaico” que incorpora; en este número “herrajes” de la arquitectura popular, materia, forma, color y tiempo para los sentidos. Es “canario y macaronésico”, de donde rescata sus singularidades territoriales, naturales, de paisaje, ambientales. Identidades desde la antropología y lo simbólico.
Rincones integra sensibilidades desde diferentes “culturas alternativas”, donde cada autor se expresa en libertad. Del último número dos lecturas, Miles de Dragos en un universo de Cuarcita, reportaje de la Dracaena Drago (subespecie ajgal) en Marruecos, al sur de Agadir, universo de dragos en valles remotos. Y el reportaje sobre el Paisaje cultural del Risco Caído y montañas sagradas de Gran Canaria (Artenara), declarado por la Unesco el 7 de julio de 2019 Patrimonio de la Humanidad. Recoge sobre un espacio de 18.000 hectáreas, las huellas de la cultura amazigh, prehispánica. Con 2.000 años, sobre 1.500 cuevas de este paisaje troglodita, que marcan el ritmo del sol y las estaciones.
Rincones es un grito desde la “España despoblada”, que no vaciada; desde el territorio, arquitectura, paisaje, población y usos, que debemos llenar. No desde las posiciones a la defensiva y paralizantes que reclaman algunos colaboradores de Rincones, con más leyes y normas, sino desde una estrategia público-privada, formalizada y apoyada en planes de acción, con recursos públicos y privados e incentivos fiscales. Comparto con el director de Rincones, heredero de la ilustración villera, su opción por las alternativas personales y siempre sostenidas en la cultura y sentido ético de la vida.