elecciones en estados unidos

Máxima tensión en el escrutinio: Biden toma ventaja sobre Trump

El candidato demócrata se hace con Wisconsin y Míchigan, y amplía su distancia sobre el todavía presidente y líder republicano, quien presenta demandas en varios Estados con el objetivo de intentar detener el recuento y librar una batalla a la desesperada en el Tribunal Supremo
Biden supera ya el récord de sufragios de Obama y es el candidato más votado de la historia, mientras Trump maniobraba para intentar frenar el firme avance de su rival hacia la Casa Blanca
Biden supera ya el récord de sufragios de Obama y es el candidato más votado de la historia, mientras Trump maniobraba para intentar frenar el firme avance de su rival hacia la Casa Blanca

La batalla electoral entre el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su rival, el demócrata, Joe Biden, se concentra ahora en el recuento de cientos de miles de votos enviados por correo en un pequeño grupo de estados clave después de una noche de fortunas dramáticamente cambiantes que dejó al filo de la navaja el destino político de una nación profundamente dividida.

Con este vaivén de cifras que aumentan la presión de según qué votantes a medida que parecen dar ventaja a uno u otro contrincante, pero sin que la diferencia provea un alivio que dure lo suficiente, Biden tiene a su favor una estrecha ventaja de 224-213 en el cómputo de los votos de los confusos y frustrantes colegios electorales. Alzarse con la marca de 270 es la condición sine qua nun para ganar la presidencia.

Las carreras en Arizona, Georgia, Michigan, Maine, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin están demasiado reñidas para cantar victoria. Aunque al menos por ahora, Biden se anota Arizona, Michigan, Maine (2) y Nevada, mientras que Trump saca pecho por el resto. En muchos de los casos, estas contiendas casi empatadas podrían decidirse con el recuento de los votos enviados por correo, que tienden a favorecer de forma desproporcionada a los demócratas.

Las matemáticas de la victoria

Ninguno de los candidatos está desahuciado y ambos optan todavía a liderar el país los próximos cuatro años. Joe Biden podrá ganar la presidencia si se mantienen sus ligeras ventajas en Nevada, Arizona, Michigan y Wisconsin. Trump aspira a sumarse a los antiguos estados del bastión azul demócrata en el centro de la Unión Americana y también va a la cabeza en Pensilvania, donde ganó en 2016.

Si bien los votos aún están siendo escrutados, Donald Trump, actuando prematura e inapropiadamente, está haciendo afirmaciones absurdas e infundadas de que las elecciones, que le parecieron más favorables el martes 3 de noviembre antes de que comenzaran a tabularse los primeros resultados, se las van a robar y exige que se detenga el procesamiento de las papeletas: un esperpéntico espectáculo antidemocrático, indigno de los Estados Unidos que conocíamos, pero que ya se ha vuelto cotidiano en los vociferantes tuits del presidente y su oratoria divisiva. Su discurso en el Salón Este de la Casa Blanca poco después del cierre de las urnas, declarando falsamente su victoria, engrosa la lista de amenazas descaradas de Trump hacia la democracia.

“En lo que a mí respecta, ya hemos ganado”, se llenó la boca Trump para apuntarse un tanto que no se correspondía con el verdadero estado de la carrera electoral. En contraposición, y actuando de forma más presidencial, Joe Biden advirtió de que había que esperar a que los votos sean contados, señalando que “vamos a tener que ser pacientes”, y tiene razón. Naturalmente, también le favorece, ya que se calcula que los votos por correo serán en gran parte de votantes demócratas.

Amenazas legales

El presidente Donald Trump ya había mostrado anteriormente sus colores, y a nadie sorprendió que amenazara con impugnar la elección. Los comicios en sí se desarrollaron pese a los temores en gran medida de manera pacífica, sin violencia en los recintos electorales ni intimidación de los votantes, especialmente teniendo en cuenta los intentos de Trump de desacreditar el sufragio antes de tiempo y animar a sus secuaces a vigilar armados los centros de votación.

La gran muralla azul no llegó. Lo que muchos vieron más que como una elección, un referéndum a la labor de Donald Trump en estos largos cuatro años de odio, e insultos constantes, y un presidente que desde el primer momento se declaró líder solo de quienes votaron por él, y con el paso del tiempo, de quienes le adularan, el repudio a la gestión del exmagnate y su destructiva presidencia no afloró. Trump demostró que sigue siendo la estrella de su base de votantes principalmente blancos en áreas rurales y una nueva conexión con grupos de votantes latinos en algunos estados. Destrozó las esperanzas demócratas de apoderarse del botín rojo de Texas y logró una impresionante victoria en Florida, donde Biden tuvo un desempeño muy inferior al de los votantes hispanos.

El Senado se queda con la misma cara

El tsunami azul que muchos demócratas buscaban para acabar con la mayoría republicana en el Senado del ciertamente antipático Mitch McConnell no se ha concretado hasta ahora, aunque algunos escaños claves aún no se han decidido, pero que apuntan a un status quo. En la Cámara de Representantes los demócratas perdieron terreno, afianzando una vez más el poderío de Donald Trump entre los electores norteamericanos.

Incertidumbre prolongada

La nación estadounidense tiene por delante horas, y tal vez días, de dolor de cabeza sin saber el destino final de sus sueños y pesadillas. En medio de la pandemia, los resultados preliminares muy posiblemente precedan a largas batallas legales. Más de 232.000 personas han muerto en Estados Unidos por la COVID, mientras Trump habla del coronavirus en pasado: al parecer, sus seguidores están dispuestos a creerlo mientras miran hacia el otro lado.

La esperanza

Según los medios estadounidenses, Biden ha tomado ligeramente la delantera en Michigan después de que se publicara un lote de votos iniciales. Menos del 10% de las papeletas quedan por contarse, pero probablemente muchas de ellas sean demócratas. En Wisconsin, que también vio un aumento de Biden cuando se tabularon los primeros votos, el exvicepresidente tiene una ventaja de alrededor de 20.000 votos. En Pensilvania, Trump tiene una ventaja de alrededor de 600.000 votos, con 1,4 millones de papeletas por escrutar. Biden se proyecta ganador en Arizona y Nevada, pero con una ventaja tan pequeña que puede darse la vuelta. El actual mandatario ha ganado alrededor de 100.000 votos en Georgia, pero varios condados fuertemente demócratas aún no han terminado sus recuentos. Durante la jornada de hoy sabremos más. Biden posiblemente ganará en Hawaii, Rhode Island, Minnesota, Virginia, California, Oregón, Washington, Illinois, Nueva Hampshire, Nuevo México, Colorado, Connecticut, Nueva Jersey, Nueva York, Vermont, Delaware, Washington, DC, Maryland, Massachusetts y uno de los cinco votos electorales de Nebraska. Mientras que Trump hará lo propio en Montana, Texas, Iowa, Idaho, Ohio, Mississippi, Wyoming, Missouri, Kansas, Utah, Louisiana, Alabama, Carolina del Sur, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Arkansas, Indiana, Oklahoma, Kentucky, Virginia Occidental, Tennessee y cuatro de los cinco votos electorales de Nebraska.

Las escalofriantes tácticas de Trump

Donald Trump intentó reclamar la victoria en la carrera presidencial y exigir que se detenga el conteo legítimo de votos que está en curso, propio de un líder autoritario. El presidente ha tratado de engañar al país una vez más y manipular el sufragio, al insinuar que los votantes todavía estaban votando después del cierre de las urnas. Pero los votos contados fueron emitidos legalmente. Pensilvania permite el recuento de las papeletas que fueron mataselladas el día de las elecciones y que lleguen hasta el viernes, como deberían hacer todos los estados. Trump, que se teme lo peor, prometió llevar la elección a la Corte Suprema, que, tras su maquiavélica maniobra de acelerar la denominación de la jueza Amy Coney Barrett, ahora es un as en su manga. Incluso dentro del breve discurso de Trump, hubo una evidente inconsistencia en su posición cuando abogó por que los votos se siguieran contando en Arizona, un estado que cree que es más favorable para él, quien, además, vota por correo. Nunca antes en la historia un presidente de los Estados Unidos había tratado de despojar a los estadounidenses de su voz en una elección nacional.

Demoras

Georgia se vio paralizada, ya que los funcionarios del condado de Fulton, que incluye a Atlanta y sus populosos suburbios, dijeron que habían dejado de contar las papeletas por correo alrededor de las 22.30 y que el proceso se reanudaría a las 8.00 de ayer. La tabulación se retrasó inicialmente por una fuga de agua cerca de la sala donde se contaban los votos, aunque ninguno resultó dañado. Pensilvania puede sufrir algunos retrasos más largos, no solo por su papeleta muy compleja con sus sobres internos y externos, sino también porque a los funcionarios electorales no se les permitió comenzar a contar hasta el día de las elecciones. Todavía no hay nada decidido, cualquier cosa pueda pasar. Lo que sí hay que tener en cuenta es que el país está completamente polarizado, y mientras el plan de Biden es conciliar, el del presidente ya lo hemos visto, continuar hurgando en la herida de la sociedad americana, que terminará por desgarrar el tejido humano y moral de la que fue la nación más poderosa del mundo antes de Trump.