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Denuncian la marginación de un niño con TEA en los institutos del sur de Tenerife

La madre de David reclama aulas Enclave y que no tengan que acudir los alumnos con trastorno del Aspectro Autista, como su hijo, a centros de educación especial

David, a la izquierda, acompañado de su hermano mayor camino del CEIP Adeje. | DA

A Eva Bos Delgado no le duelen prendas a la hora de reconocer que, hace unos ocho años, no era partidaria de la aulas Enclave para los alumnos con autismo. Ahora, incluso, ha comenzado una nueva batalla contra la consejería de Educación para que estas aulas (AE) se puedan ampliar a Secundaria, en donde va a comenzar su hijo menor, David, que ya tiene 14 años y sufre el denominado TEA (Trastorno del Espectro Autista), cuyo neurodesarrollo provoca deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social y conductas o intereses restrictivos o repetitivos, algo que le ha mantenido en Aulas Enclave en su etapa escolar que ahora concluye en el CEIP Adeje.

Las Aulas Enclave (AE) son unidades de escolarización en centros educativos ordinarios en las que se proporciona respuesta educativa al alumnado con Necesidades Educativas Especiales (NEE), que requiere de adaptaciones que se apartan significativamente del currículo en la mayor parte o en todas las materias, y que precisan de recursos extraordinarios de difícil generalización.

Según explica Eva Bos, todo comenzó hace 8 años, “cuando acepté que mi hijo David del CEIP Adeje fuera a un Aula Enclave, después de haberlo negado años atrás, en primero de Infantil, donde, desde la consejería, no se molestaron en poner un simple recurso, no quedó otra. Fue una firma voluntaria llena de rabia por un sistema marginador que, en teoría, debía estar sentando las bases para cumplir con la convención de las personas con discapacidad de la ONU ratificada por España en el 2007, que en la actualidad está en seguimiento de expediente por incumplimiento por parte de nuestro país, ya que se afea a España por mirar para otro lado mientras sus autonomías interpretan el derecho a la inclusión educativa según les de la gana, escolarizando a menores en centros de educación especial en contra del criterio de sus padres, justo lo que harán con mi hijo ahora”.

Según explica, David tendrá que abandonar su municipio para trasladarse al centro de educación especial más cercano, en este caso en la localidad de Guarguacho, en el municipio de San Miguel de Abona, “argumentando que allí tendrá más que en un Aula Enclave, como si las madres no habláramos entre nosotras para comprobar esa falsa promesa continua de las administraciones de que los recursos están en el siguiente paso segregador y, al final, no hay nada nuevo, mejor, novedoso, de calidad o que ayude al progreso de un menor como en el caso de David”.

Recuerda la madre del niño que “la ley educativa canaria establece que la educación deberá ser lo más inclusiva posible, dejando los modelos más segregadores para situaciones puntuales, pero aquí, en las Islas, lo excepcional es la norma. A los “pobres niños en el cole los dejamos, pero, en un instituto, no, que ya molestan mucho, y es mejor que se molesten entre ellos dentro del mismo espacio”, parecen decir claramente.

“Y como madre -añade Eva-, juraría que la anulación del entorno social de una persona solo lo puede decidir un juez, no una resolución de dirección territorial, que piensa más en centralizar los recursos que en el derecho de los menores en el propio sistema. Y justo esa es mi demanda, que no quiero un centro de educación especial para mi hijo; quiero un Aula Enclave en un instituto, que mi hijo, con toda su discapacidad incluida, es parte de la sociedad y, si les podemos poner dispositivos electrónicos a los chavales con 12 años en un instituto para que puedan ver porno del duro a demanda, no se van a asustar por presenciar una crisis autista”.

Eva Bos Delgado insiste en que “esta eliminación de recursos de forma sistemática va de la mano del silencio de toda una administración, que mira para otro lado, mientras los abogados de la consejería de Educación están a saco en los juzgados con los recursos cuando los jueces empiezan a fallar a favor de los padres. Y en estos casos no falla el comentario de turno. “Los niños deben ir a donde están los recursos… pues, no, señores… Los recursos, por derecho… han de ir a donde están lo niños”, sentencia Eva Bos, que está dispuesta a emprender acciones legales desde ya y adentrarse en una nueva batalla por la defensa de los alumnos con discapacidad en la educación pública canaria. “No es solo David, es por los que vengan detrás. Hay que buscar igualdad y, tal vez, tenga que llevar a cabo este camino para conseguir unos mínimos que tantos niños piden”, subraya.