Se trata de un entorno natural que es aprovechado por los amantes del deporte extremo, y actividades como la espeleología y el senderismo para tener una experiencia diferente, pero que también está en vuelto en misterio que hasta ahora no se ha explicado.
Además, tiene mucho valor para la Isla de Tenerife, pues ha sido declarado como un Espacio Natural Protegido de Canarias, ya que se encuentra incluido en el Paisaje Protegido de Las Siete Lomas.
El Barranco y el senderismo
Muchas personas escogen este lugar mágico para realizar senderismo al menos una vez al año. Para quienes están acostumbrados a esta actividad al aire libre les será muy fácil recorrer los 6 kilómetros (ida y vuelta), así como los obstáculos que hay. Es que, el final de este camino está marcado por una montaña de piedras que hay que escalar, y antes han tenido que pasar por varios tramos algo estrechos, pero nada complicados.
¿Por qué hay tanto misterio en El Barranco de Badajoz?
Hay varios elementos que dotan de misterio este espacio. Uno de ellos es la Cueva del Cañizo, una de las cavidades que tiene características particulares, como que se encuentra a casi 100 metros de altura y las 12 varas de caña que están ubicadas en su parte más alta, de las que por cierto no se sabe porqué están allí. Aunque, la leyenda cuenta que posiblemente esas varas se usaron para clavar cadáveres y que las aves carroñeras comieran sus restos, ya que se creía que de esta manera se iban “al más allá”.
Por otro lado, las famosas galerías de agua del barranco son los entornos que acumulan más leyendas.
Desde el siglo XIX se comenzaron a estudiar las galerías de agua para explotar sus recursos. Era en las rocas que se encontraba agua filtrada que era necesaria para la vida en la isla, pero que, debido a ciertos acontecimientos, dejaron de excavarse. Hay más de 14930 metros excavados entre las distintas galerías: Chamoco, Nuestra Señora del Socorro, El Cañizo, Acaymo, El Almagre, Izaña y Aceviño.
Un día, trabajadores de una de las galerías dejaron de lado sus actividades y se fueron para no volver. Cuentan los habitantes más longevos de Güímar que, en 1912, dos trabajadores buscaban una galería, y para ello derrumbaron una pared para intentar encontrar una. Pero, lo que vieron los mineros los dejó atónitos, se trataba de dos seres de luz, desde entonces nadie se ha atrevido a volver al Barranco con esos fines.
Algunos dicen que los seres mágicos intentaron ayudar a los mineros para que encontraran una galería de agua, pero otros afirman que estos no fueron nada benevolentes y por el contrario ahuyentaron a los hombres.
También se comenta que por las noches se pueden ver esferas de luz que hacen más cálido el ambiente, aunque el clima estuviera frío segundos antes de aparecer.
¿Evidencia en una fotografía?
Aunque de la historia anterior no se tienen pruebas (solo el abandono que sufrieron las galerías), del mito de las esperas de luz sí las hay.
Teyo Bermejo, una de las tantas personas que han visitado el Barranco de Badajoz en busca de respuestas, captó en una fotografía lo que el denominó “unos seres que le dieron la bienvenida” al lugar. Esto ocurrió en 1991, cuando Bermejo hizo una fotografía hacia ese extraño espectro que estaba viendo, y lo que capturo su cámara tiene una forma espeluznante. En otra oportunidad visitó el barranco para hacer más fotografías, retratando las esferas de luz blanca de las que hablan otras personas.
Visitantes nocturnos del este paraje han relatado cómo escuchan a personas hablando entre ellas sin que puedan entender lo que dicen, personas que jamás ven.
Puerta a otra dimensión
Finalmente, otro de los misterios sin resolver es la leyenda de la niña de las peras. El barranco no solo ofrece agua potable, también algunos frutos como las peras. Se dice que los padres de una niña le encargaron buscar estas dulces frutas al barranco, y que, la niña no volvió.
Tardaron días buscando a la pequeña, y jamás encontraron rastros de ella. Pero un día tocaron la puerta de la casa de los padres, quienes todavía vivían allí, pero estaban unos 20 años más viejos. Se trataba de la niña, con la misma edad y la misma ropa que tenía el día que desapareció.
La niña contó que se quedó dormida en el Barranco por el cansancio, y que la despertó un ser alto y vestido de blanco, quien le inspiró confianza y por eso accedió a acompañarlo a una cueva. Una vez allí, bajaron por unas escaleras a la entrada de un jardín en el que había más seres como él. La niña jugo un rato con ellos y luego se devolvió con el mismo ente que la llevo hasta ese mágico lugar. Pero al volver a la realidad, ya habían pasado dos décadas.