El problema de la basura en los océanos no es solo uno de los principales a los que se enfrenta nuestra generación, sino que, de no frenarse, puede hacer incompatible la vida en el planeta. La mejor muestra es lo que sucede en el islote de Alegranza, perteneciente al archipiélago de Chinijo, al norte de Lanzarote.
Con motivo del Día de Canarias, un brillante y esclarecedor hilo en Twitter ha mostrado la situación actual en Alegranza, que es comparable a lo que ocurre en otras Islas. La basura marina se acumula, el plástico gana terreno y el tiempo se acaba.
Alicia Herrera Ulibarri es investigadora en el grupo EOMAR de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. El grupo EOMAR es un grupo de investigación (de productividad A+) a la vanguardia del estudio de la contaminación por microplásticos en playas y mar abierto, así como de otros contaminantes y, en general, de la salud en el mar.
Su hilo de Twitter es sumamente esclarecedor a la hora de ver cómo Alegranza, pese a su situación de espacio protegido es pasto de la basura en los últimos tiempos
“Forma parte del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, y dentro de éste, la Reserva Natural Integral de Los Islotes, y ha sido reconocida como zona de especial protección para las aves (ZEPA)”, indica Alicia Herrera, que recalca la existencia allí de aves que se encuentran en peligro de extinción.
Basura que llega a Alegranza desde Estados Unidos o China
Herrera Ulibarri explica que la situación del islote, en medio de la corriente de Canarias, provoca que las basuras marinas queden depositadas en ese lugar. “¿Y por qué se ha convertido en un basurero? Justamente por su posición en el océano Atlántico, es el primer obstáculo con el que se encuentra la corriente de Canarias y deposita todas las basuras marinas en las costas de orientación norte y noreste”, recalca.
Uno de los datos más sorprendentes que ofrece es que esa basura, debido a las corrientes, llega de Estados Unidos, Canadá o China, encontrándose residuos plásticos con etiquetas de eso países. Otro tipo de los residuos que abundan proviene de la pesca, como redes, cabos o boyas.
Una realidad que es necesario cambiar si no queremos que la situación siga empeorando, no solo en Alegranza, sino en toda Canarias y el mundo.