Ángel Ferrera Martínez, fallecido el pasado 15 de agosto en Las Palmas de Gran Canaria, no murió envenenado. Así lo han confirmado los resultados de los análisis toxicológicos realizados a los órganos del empresario a petición de sus hijas, mediante una denuncia que obligó a la autoridad judicial a ordenar la autopsia, según avanza Canarias Ahora.
Así, la causa de la muerte de Ferrera fue el cáncer de pulmón con metástasis que padecía desde hacía años, tal y como había certificado el médico que acudió a su domicilio.
Ahora, la viuda del empresario, María de los Ángeles Tavío, podrá incinerar sus restos mortales y depositar sus cenizas en el panteón familiar ubicado en el cementerio de San Lázaro, cumpliendo así su deseo.
Las hijas del que fuera presidente de Toyota Canarias durante 40 años presentaron una petición formal ante el juzgado de guardia tras sospechar que su padre hubiera muerto tras ser envenenado. Cuando se organizaba su traslado al tanatorio, donde su viuda había dispuesto que se realizara la incineración, sus hijas cursaron dicha solicitud, impidiendo que se llevara a cabo.