El catedrático de Microbiología, Medicina Preventiva y Salud Pública de la ULL, Antonio Sierra López, considera que el Archipiélago debe tratar de acercarse a la normalidad y para ello apoya la mascarilla de exteriores, el confinamiento menor de contactos vacunados y la presencialidad en educación, y se mostró contrario al aumento a nivel 4 de Tenerife. “Con el coronavirus vamos a tener que convivir igual que con la gripe. Al quedarse entre nosotros será estacional y “es posible que todos acabemos infectándonos, pero la mayoría con formas leves o asintomáticas”.
Sobre la variante ómicron, Sierra afirmó que “es absolutamente lo esperado, la expansión era previsible, ya que nos encontramos ante una variante con una capacidad de transmisión muy superior. Antes el primer lugar lo ocupaba el sarampión, pero ahora ómicron ha superado la capacidad de contagios que genera. Es evidente que su impacto de virulencia y gravedad es menor, y hay muchas formas asintomáticas y muy leves que hacen muy difícil de evitar la transmisión porque están ocultas y no están detectadas. Es difícil que se genere otra variante más transmisible, pero este coronavirus nos ha sorprendido, el salto muy fuerte que se ha producido a nivel de mutaciones entre la Delta (12 en relación a la inicial de Wuhan) y ómicron (ahora 32). Sin embargo, cree que a pesar de las cifras importantes que se están notificando hay muchos más contagios ocultos, no por manipulación ni negligencia en los datos, el rastreo es muy pobre ante tantos asintomáticos y leves, con síntomas que pueden ser iguales a catarros y gripes, hace muy difícil el rastreo”.
Sierra prevé que esta onda expansiva “vaya a continuar varios meses, pese a que algunos expertos creen que el pico se produciría en dos o tres semanas, pero hay que ver la evolución del impacto de Nochebuena y Año Nuevo y, por tanto, hay que insistir a la sociedad en la responsabilidad, prudencia y serenidad; el impacto a nivel de hospitalizaciones, UCI y mortalidad ha descendido, y se concentra en personas no vacunadas, que tienen las cifras más altas. A lo largo de 2022 la pandemia empezará a decaer y el virus pasará a una situación similar a la gripe o cuadros catarrales, con ondas epidémicas estacionales”.
Para el exdirector del Servicio Canario de la Salud (SCS) “hubo un relajamiento”, además del “efecto contagiador de las reuniones sociales y fiestas en domicilios que generan unas transmisiones brutales” y lamentó que “la policía esté incapacitada para poder controlar”. Además, recordó que hay “un amplio porcentaje de la población, entre 20 y 49 años, que les falta la vacunación, y son más activos en cuanto a contactos sociales e incumplimientos, pero alabó el registro de primeras dosis en los menores de 5 a 11 años, “aunque todavía restan dos meses para que la vacunación haga efecto”. Insistió en “tener esperanza pero sin optimismo, seguir en alerta”.
Por último, cuestionado por la píldora Paxlovid de Pfizer, afirmó que “tengo una gran esperanza en el Paxlovid. Hace meses Pfizer descubrió un fármaco anticoronavirus con el 90% de efectividad para tratar los síntomas leves en domicilios y evitar evoluciones a más graves o la muerte. Para mí sería fundamental y es una necesidad que los países autoricen su uso. Lo complicado sería definir bien qué estrategia se debe llevar a cabo en su uso”, finalizó.