El acusado de haber asesinado a su pareja tras estrangularla y darle una brutal paliza la noche del 10 de abril de 2019 en el apartamento que compartían en la localidad turística de Puerto Rico, en Gran Canaria, ha alegado este lunes ante la Audiencia de Las Palmas que había bebido alcohol y que desconoce cómo murió su novia, a la que ha negado maltratar, aunque admite que discutían «pero nada grave».
En la primera sesión del juicio que se sigue contra Lars E.A., de nacionalidad sueca, al igual que su pareja, el procesado ha manifestado al Jurado que ambos eran consumidores de alcohol habituales y que la mañana del 11 de abril se la encontró muerta, debajo de una manta, por lo que avisó a un vecino, que fue el que alertó a la Policía y a los servicios de emergencias.
El procesado se enfrenta a una solicitud de condena de 29 años de prisión por parte de la Fiscalía de Violencia de Género, cuyo delegado en Las Palmas, Jesús Lomba, tratará de demostrar que es culpable de maltrato habitual, lesiones y asesinato, en un juicio en el que también se ha personado como acusación el Instituto Canario de Igualdad, que reclama una pena de 25 años por el delito de asesinato.
El fiscal y la acusación particular consideran que concurren las circunstancias agravantes de parentesco, violencia de género y ensañamiento, por las numerosas lesiones que presentaba la víctima, así como alevosía, ya que no se pudo defender porque había bebido y tenía una minusvalía física.
Lomba ha hecho hincapié en que los hechos ocurrieron en el domicilio, donde el Ministerio Fiscal sitúa también los episodios de maltrato de los que era objeto la fallecida por parte de su pareja.
El letrado de la defensa pide la absolución de su cliente al considerar que no era consciente de lo que hacía debido a su estado de embriaguez.
En su declaración, Lars E.A. ha explicado que las lesiones que presentaba su pareja fueron consecuencia de dos caídas que sufrió dos días antes de su fallecimiento; una sobre una mesa de cristal y otra en la bañera debido a la poca movilidad que tenía, ya que no se había recuperado de una fractura de cadera que tuvo en otoño de 2018.
Según ha relatado, desde que ella se fracturó la cadera, él se hizo cargo de sus cuidados, si bien las caídas eran frecuentes a causa de la bebida y porque tenía problemas para mantener el equilibrio; el 11 de abril, cuando se la encontró, «estaba muy borracho» y no sabe lo que pasó, pues ha insistido en que sus recuerdos están mezclados y solo ha podido detallar que su cuerpo estaba frío.
Ha indicado que la noche anterior bebieron juntos pero que tampoco recuerda que discutieran y que cuando se despertó ese día comenzó a beber ron, como hacía habitualmente desde hacía seis meses debido al fallecimiento de su madre y que por ello también empezó a descuidar la atención del apartamento, que tampoco tenía luz porque se la habían cortado por no pagar.
El procesado bebía cervezas y más de una botella de ron al día, consumía opiáceos y benzodiacepina, y ese día se había drogado también con cocaína, aunque no lo recuerda, ha recalcado.
La agente de la Guardia Civil que instruyó el atestado ha declarado que encontró a la víctima en el suelo del dormitorio del con numerosos golpes y con sangre, y ha hecho hincapié en el estado de suciedad y desorden en que se hallaba el apartamento, lo que evidenciaba violencia, y además ha referido que el acusado «no mostraba signos de embriaguez».
Así mismo, ha señalado que la víctima estaba en el suelo pero no porque hubiera sufrido una caída, que su muerte no fue natural y que del acusado constaban dos incidentes policiales previos por violencia de género.
El juicio continuará este martes con la declaración de los vecinos del complejo de apartamentos en el que residía la pareja, entre otros testigos.