Dar un golpe de estado es algo que jamás se olvida en la vida, los últimos años, Antonio Tejero Molina se ha paseado como un jubilado más repleto de tranquilidad por la localidad malagueña de Torre del Mar en Semana Santa y verano. Poco se sabe de él salvo que aún luce su característico bigote, aunque ya encanecido, y que sigue rindiendo honores a Franco. La última vez que se le vio en público fue el 24 de octubre de 2019, cuando acudió por sorpresa al cementerio de El Pardo-Mingorrubio para estar presente en el nuevo entierro del dictador tras la exhumación en el Valle de los Caídos.
Un halo de misterio rodea a la vida actual del hombre que, el 23 de febrero de 1981, subió a la tribuna del Congreso de los Diputados, tricornio calado y pistola en mano, para detener el avance de la joven democracia española al grito inolvidable de ”¡Quieto todo el mundo!”. Existen, en todo caso, algunas pistas que permiten saber algo más sobre dónde reside el ex teniente coronel, de qué vive, quién le acompaña en su día a día y cuál es su rutina.
Después de su intento de ocupar el Congreso, al mando de varias decenas de guardias civiles, durante la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, Tejero fue procesado y condenado por un tribunal militar a 30 años de prisión —de los que cumplió 14 al salir en libertad condicional en 1996— por un delito de rebelión militar consumado con agravante de reincidencia. Además, perdió su empleo y grado en la Guardia Civil.
Desde el día en que obtuvo el tercer grado como recluso Tejero fue apartado y expulsado de la Guardia Civil, institución que siempre amó y a la que continúa ligado a través de los hijos y nietos que siguieron sus pasos. Debido a sus años de carrera, tanto él como su mujer cobran una pensión del Estado. No necesitan más al llevar una vida austera, coinciden varios medios.
En más de una ocasión se ha hablado de la posibilidad de la publicación de una biografía de Tejero. Él de momento se ha negado.
El matrimonio sí ha aumentado en los últimos años sus ingresos con una de las aficiones de Tejero, que retomó durante su periodo en la cárcel: la pintura. En la cárcel, además de pintar en su tiempo libre, estudió idiomas y cursó la carrera de Geografía e Historia.
Además de a los pinceles, Tejero ha dedicado su tiempo a poner denuncias y recibir homenajes. Presentó una denuncia en noviembre de 2012 contra Artur Mas por conspiración e intento de sedición por sus planes independentistas en Cataluña.
En septiembre de 2019, Fuerza Nueva Andalucía organizó una comida en honor al golpista en la que fue vitoreado entre gritos de “arriba España” y “viva Franco”.