Zekarias Haile, vecino de Manchester, sigue sin entender nada. Se despertó muy temprano para ir a trabajar cuando vio que un todoterreno había aparcado en la puerta de su casa, concretamente con la salida que daba a un pequeño jardín. Desde el primer momento se temió lo peor: podía tratarse del coche alquilado de un turista. Y acertó. Lo que no esperaba es que pasara cuatro días para que fuera a recogerlo.
Lo peor llegó cuando llamó a la policía. Según el hombre, un agente le dijo que no podía hacer nada «porque no bloqueaba ni el paso ni la entrada principal» por lo que «no podían hacer nada». El coche estuvo allí aparcado jueves, viernes, sábado y domingo, hasta que el lunes, como había llegado, se fue: «Fue otra vez muy temprano, no vimos quién era».