Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, anunció de manera oficial que el 17 de mayo que “no tardaremos mucho en poder hacer propuestas para retirar las mascarillas en situaciones concretas”.
En nuestro país, las regulaciones sobre el uso de mascarillas dependieron de los gobiernos autonómicos hasta que a principios de abril una controvertida norma estatal. Es esperable que, entre los primeros, decaiga la obligatoriedad de llevarlas en exteriores, donde los contagios son raros.
Más vacunas, menos mascarillas
El virus covid es más transmisible en interiores mal ventilados porque puede flotar durante horas mediante los aerosoles que exhala quien está infectado. Al aire libre, en cambio, se dispersan con facilidad con relación a otros sitios. Por eso es mucho más importante usar mascarillas en una discoteca que, digamos, en la playa.
En países como Reino Unido o Alemania la mascarilla nunca ha sido obligatoria en exteriores. Israel, con la mayor tasa de vacunación del mundo, ya ha eximido de su obligatoriedad en lugares cerrados y espera decretar a finales de mayo el fin definitivo de su uso.
En definitiva, caminar solo por la calle con mascarilla y quitársela para entrar a un restaurante a cenar con amigos es “como ponerse el cinturón con el coche aparcado y desabrochárselo al arrancar”.