Comenzó con el inicio de la era industrial y ha provocado que el anticiclón de las Azores, que determina el régimen de lluvias en Europa Occidental, haya alcanzado en la actualidad su mayor extensión en 1.200 años, lo que ha traído al continente un preocupante aumento de las sequías. “Este incremento surge después de 1850 y se fortalece en el siglo XX, en consonancia con el calentamiento antropogénico”, según concluye un nuevo estudio publicado en Nature Geoscience.
Las consecuencias del auge del carbón y el vapor en 1850 se están viendo en la actualidad. Italia decretó este lunes el estado de emergencia en cinco regiones por intensa sequía. Canarias tampoco se libra.
Aunque el estudio se centra en Europa Occidental, incluyendo la Península Ibérica, David Suárez, el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Canarias, señala que esta extensión ha tenido una “clara” repercusión en la climatología de las Islas. Al igual que en el resto de zonas, esta situación ha producido condiciones secas “y es más complicado que las borrascas de latitudes medias y los frentes lleguen al Archipiélago”, explica a Ahora.Plus el experto.
Por tanto, en los últimos años ha habido un descenso de las precipitaciones en el norte de África subtropical. Además, las Islas comenzaron 2022 con varios episodios de calima, algo que favorece a esa sequía. Sin embargo, hay zonas en la región que se han visto menos afectadas, por el momento, por el calentamiento global, sobre todo las partes norte.
Este año hidrológico, que sirve para medir las precipitaciones y va desde el 1 de octubre hasta 30 de septiembre, ha registrado un déficit de lluvias y, hasta ahora, es el décimo año más seco desde 1961, cuando se comenzó a analizar, tal y como asevera el delegado de la Aemet en Canarias. Se ha acumulado un 63% del valor esperado.
En las dos provincias canarias se registran valores diferentes y este déficit está siendo “más acusado” en Las Palmas. Las zonas que, por el contrario, todavía no entran dentro de estos valores alarmantes en cuanto a acumulación de precipitaciones son el nordeste de Tenerife, el nordeste de La Palma y medianías-nordeste de Gran Canaria.
El Anticiclón de las Azores es una cresta persistente de alta presión atmosférica sobre el Atlántico Norte rodeada de vientos anticiclónicos que dirigen los sistemas meteorológicos portadores de lluvia y modulan el transporte de humedad oceánica a Europa. Su extensión afecta, por lo tanto, a las precipitaciones en toda Europa occidental, especialmente, durante el invierno.
“El Anticiclón de las Azores es, por lo tanto, un guardián eficaz de las precipitaciones en el continente europeo”, explica Nathaniel Cresswell-Clay de la Institución Oceanográfica Woods Hole, que dirigió el estudio. Para averiguar el efecto real de esta zona de altas presiones en el clima europeo, Cresswell-Clay y su equipo reconstruyeron su desarrollo durante los últimos 1.200 años. Para ello, evaluaron los datos meteorológicos y reconstruyeron el tamaño, la intensidad y la extensión de las Azores, así como el tiempo en Europa occidental utilizando seis modelos climáticos diferentes. Desde 1850, con el inicio de la era industrial, su extensión ha ido en aumento.
Desde principios del siglo XX, las fases de extensión extrema de las Azores Altas se han vuelto más frecuentes. Esta tendencia se ha vuelto a intensificar desde 1980: en los últimos 25 años ha habido un promedio de 6,4 inviernos con un máximo de Azores extremadamente alto, en los períodos de 25 años anteriores solo hubo 2,6.
“Estos cambios en el clima del Atlántico Norte no tienen precedentes en los últimos mil años”, afirman Cresswell-Clay y sus colegas. Como muestran sus análisis, este aumento de superficie del Alto de Azores va más allá de las fluctuaciones climáticas naturales. “Nuestros resultados muestran que esta expansión está impulsada por factores climáticos externos y que el único factor que puede producir este comportamiento es el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera”.