Carmen y su familia ríen por no llorar. Pero también han llorado. Es lo que trae la impotencia de ver como alguien a quien querían se adueña del que ha sido su hogar durante 76 años. Carmen tiene 90 años, la salud muy frágil y su casa okupada por la mujer que se comprometió a cuidarla a cambio de un techo gratis sobre su cabeza.
Hace algo más de dos semanas que Carmen y su familia no pueden entrar en su domicilio, en el número 14 de la calle Toledo. La okupa, Luna M., aprovechó que Carmen estuvo ingresada en el hospital y pasó el confinamiento en casa de su hermano para adueñarse de un piso de 170 metros cuadrados por el que no ha pagado ni un mes de alquiler. “Parece una película de Antena 3 mal contada”, aprecia Begoña, nuera de Carmen y principal narradora de esta historia.
Todo comenzó cinco años atrás. Luna, amiga de una nieta de Carmen, se ofreció a vivir con la anciana para cuidarla. “Quedaron en que pagaban los gastos a medias”, explica Begoña. El trato era simple: Luna vive prácticamente gratis a cambio de estar pendiente de Carmen y cuidarla.
—Carmen ¿qué tal era la convivencia?
—A mí me llamaba mamá. Me decía: ‘Mamá, ¿me quieres?’. Pero de pronto ha pegado un cambio, no sé qué le ha pasado.
Durante casi un lustro vivieron a gusto la anciana y la joven marroquí de 26 años. A principios de 2020, Carmen ingresó en el hospital por su delicada salud. Tiene un solo riñón que funciona al 12%, no tiene vejiga y sufre de insuficiencia cardiaca y respiratoria. “Tengo insuficiencia de todo, hasta de dinero. Lo único que me sobran son años”, bromea la anciana mujer sentada en una butaca con un tanque de respiración asistida conectado a sus fosas nasales.
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