El perfil del menor que este sábado fue detenido por matar con una escopeta de caza a su familia podría ser el de cualquier adolescente del país: algo introvertido pero hablador, aficionado a los videojuegos y “bastante activo” en redes sociales. No obstante, el pasado martes su madre decidió quitarle el acceso a internet por los malos resultados obtenidos en clase. Fue entonces cuando decidió asesinar a sangre fría a sus padres y su hermano de 10 años. Estuvo tres días conviviendo con los cadáveres hasta que finalmente se lo contó a una vecina, que inmediatamente advirtió a las autoridades.
Los que conocen al presunto parricida aseguran que era un “buen estudiante”, pero reconocen que durante el último trimestre había caído su rendimiento académico. Por ello, su madre se propuso corregir el rumbo que estaba tomando el chaval y decidió castigar a su hijo prohibiéndole algunas de las cosas que más apreciaba: el acceso a internet y el teléfono móvil. El arma del crimen que utilizó el menor para cometer los hechos fue la escopeta de caza que poseía su padre, con la que disparó a su madre y a su hermano y posteriormente a su padre.
Además, al parecer, cogió el teléfono de su madre asesinada para contestar a los WhatsApp y simular que aún seguía viva. Esto lo que más llama la atención a los agentes que están tratando de adivinar qué pasó por la cabeza de Santi: su absoluta sangre fría a la hora de planificar, perpetrar y ocultar un crimen tan monstruoso. De hecho, se cree que pasó los tres días siguientes jugando a los videojuegos, su gran afición.
La Policía Nacional mantiene una investigación abierta y se espera que el menor pase a declarar a la Fiscalía de menores a lo largo de este sábado.