Acorán, San Cristóbal de La Laguna y Granadilla de Abona son algunas de las zonas de Tenerife en las que hay muchas viviendas adosadas, así como unifamiliares. En líneas generales, sus propietarios creen estar seguros, pero lo cierto es que estas viviendas y los edificios en general suelen tener fallos.
Nos referimos a una serie de problemas relacionados con la seguridad, los cuales dan pie a que cualquier persona se vea capaz de acceder a los inmuebles en cuestión. Los objetivos pueden ser muy diversos pero todos ellos son negativos: ocupar la vivienda, perpetrar un robo, etcétera.
A continuación describiremos estos fallos de seguridad, los cuales no solo se producen en este tipo de edificios de Tenerife. Lo cierto es que en el resto de las Canarias y en toda España en general también son bastante comunes, así que conviene detectarlos cuanto antes para aplicar la solución oportuna y evitar accesos no autorizados.
Puertas acorazadas antiguas
Es innegable que las puertas acorzadas trasladan a propietarios e inquilinos una impagable sensación tranquilidad. Y no es para menos, puesto que estamos ante unos conjuntos que son resistentes y sólidos a más no poder. Eso sí, tal como sucede con el resto de elementos de la vivienda, envejecen.
Quizá creas que teniendo una puerta acorazada antigua estás bien protegido, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, es uno de los puntos más débiles, especialmente si fue instalada hace décadas.
La colocación de una puerta acorazada exigía antaño un estratosférico desembolso de dinero. ¿Qué hicieron muchos propietarios de viviendas? Tratar de amortizar al máximo posible ese gasto llevado a cabo. Es decir, hoy en día siguen manteniendo esas mismas puertas sin haberlas renovado.
Por desgracia, dichos elementos a pesar de ser muy robustos al principio, van perdiendo solidez conforme pasan los años. Lo mismo sucede con la resistencia en general, derivando ambos aspectos en que sea más probable el hecho de sufrir algún tipo de asalto doméstico.
Cerraduras y bombines de baja calidad
Por muy buena que sea la puerta, independientemente de si es acorazada o de otro tipo, ello de poco sirve si la cerradura y/o el bombín dejan que desear. Desafortunadamente, los dos elementos que acabamos de mencionar en muchos casos pecan de tener una calidad bastante baja.
Cuando hablamos de calidad reducida nos referimos sobre todo a los pocos o nulos impedimentos que ponen a los malhechores a la hora de tratar de impedir que accedan a la vivienda.
Las cerraduras y los bombines que no son de buena calidad, prácticamente no suponen una barrera para los ladrones, ocupas y asaltantes en general. Y es que son fáciles de forzar incluso si dichos individuos no cuentan con demasiada pericia. Así lo demuestra el método bumping que tan de moda se ha puesto últimamente. Es de los más utilizados en Tenerife y en el resto del país. De hecho, en la capital española es el pan de cada día, factor que lleva a los propietarios a recurrir a un cerrajero urgente Madrid. El objetivo es claro: sustituir esa cerradura que ha sido forzada, cambiándola por una que sea mucho más segura.
Pero, ¿por qué no hacerlo antes de que suceda el problema? Es altamente recomendable sustituir las cerraduras cuya calidad no está a la altura del panorama actual, es decir, de una época en la que los asaltos a casas y pisos son muy frecuentes.
Tal vez creas que sustituir una cerradura mala por otra que sí sea buena exige gastarse bastante dinero, pero nada más lejos de la realidad. Por ejemplo, el precio de los cambios de cerradura Madrid es muy razonable teniendo en cuenta que la vivienda en cuestión pasa a ser notablemente más segura.
Los problemas de los porteros electrónicos
El surgimiento de los porteros electrónicos supuso un antes y un después, agradeciendo enormemente numerosos propietarios e inquilinos este gran avance tecnológico. Sin embargo, no están libres de fallos de seguridad de acceso.
Entre los más habituales se encuentran los códigos caducados. A la lista hay que sumar aquellos que, por unos u otros motivos, son fáciles de averiguar. Las dos situaciones derivan en que pase a ser mucho más fácil acceder a la finca afectada.
Poca firmeza de los pomos o cerrojos de puertas
Terminamos la lista de contratiempos con otro bastante frecuente, el cual se resume en que tanto los pomos como los cerrojos de las puertas presenten un bajo nivel de firmeza, con todo lo negativo que ello acarrea.
En algunos casos, dichos elementos acaban descolgándose. Otros ceden rápidamente ante intentos de robo, incluyendo aquellos perpetrados por malhechores que no cuentan con herramientas adecuadas.
Por suerte, todos estos fallos de seguridad de acceso pueden ser solucionados de manera sencilla y rápida, recurriendo para tal fin a cerrajeros que tengan una dilatada trayectoria a sus espaldas.