A Gabriel (nombre ficticio para preservar su intimidad) se le ocurrió traficar con lo que estuvo conviviendo varias jornadas: las cenizas volcánicas del volcán de La Palma. Según recoge el diario EL ESPAÑOL en una entrevista, la idea se la dio el casero de la vivienda donde se alojaba: “Me comentó que estaba guardando las cenizas en unas botellas de cristal para dársela a sus hijos”.
Fue entonces cuando el varón rellenó varias bolsas de los denominado piroclastos (fragmento sólido de material volcánico expulsado a través de la columna eruptiva arrojado al aire) para su viaje, ya que desconocía si podía tratarse de una actividad ilegal. Aun así, ideó un plan para volar desde la Isla hacia la Península con las muestras repartidas por su equipaje y su cuerpo, concretamente “empotradas en sus testículos”.
“Empecé recogiendo a mano un puñado de cenizas negras como el tizón que estaban acumuladas a la entrada de la casa donde me hospedé. Recolectar entrañas de la Tierra con la mano fue una mala idea. La ceniza volcánica se pega como un chicle a la suela del zapato. Se adhiere tanto que en un momento la tienes en el pantalón, dentro de un oído y en todo lo que tocas. No podía parar de coger cenizas, así que me pasé a las piedras vítreas. El pequeño puñadito inicial se convirtió en muchos puñados, pesaban casi un kilo”, relata.
Una vez en su casa, contó la aventura a un amigo que le aconsejó venderlas por internet y ·poder “sacarme una buena pasta”. “Quizá sea una buena idea, aunque he oído que está prohibido traer lava volcánica de Lanzarote o del Teide, y que multan a la gente. Me voy a convertir en un traficante de piroclastos”, afirma.
Pasta dentrífica
También en el marco de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, el Consejo General de Dentistas advierte de que, en los últimos días, se está informando sobre la posibilidad de elaborar pastas dentífricas con ceniza volcánica, lo que podría dañar el esmalte dental, al ser abrasivo para los dientes.
Al igual que el carbón activado, la ceniza volcánica tiene una gran capacidad abrasiva, su efecto en los dientes es similar al de pasarse una lija. Al desgastar el esmalte natural, se producen varios efectos: queda a la vista la dentina, cuyo color es más amarillento que el esmalte; aumenta la sensibilidad dental, puesto que la pulpa dentaria (nervio del diente) estará más desprotegida; asimismo, las encías también pueden quedar dañadas.
Aun así, bajo la promesa de blanquear los dientes, algunas pastas dentífricas contienen una cantidad ínfima de minerales volcánicos, lo que no significa que sea un material imprescindible, ni que produzca el efecto blanqueante deseado.