El proyecto ‘World Air Quality Index’ calificó a las dos capitales canarias entre las peores del mundo para respirar ayer y el martes. Una investigación del CSIC y el HUC demuestra que el polvo en suspensión agrava las insuficiencias cardíacas.
Las dos capitales de Canarias, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, estuvieron calificadas entre las peores ciudades del mundo en cuando a calidad del aire tanto el pasado martes como ayer, coincidiendo con el periodo de enorme concentración de calima sufrido en el Archipiélago y que empezó a desvanecerse durante la tarde de ayer.
Dicha calificación fue realizada por el Proyecto World Air Quality Index, un reconocido muestreo en tiempo real de cómo es la calidad del aire en miles de ciudades de todo el planeta, y que cuenta con un seguimiento millonario de ciudadanos repartidos por todo el globo. En concreto, las estaciones ubicadas en las dos capitales canarias presentaron durante buena parte de ambas jornadas las categorías de “insalubre”, “muy poco saludable” y “peligrosa”, las más altas de una clasificación que empieza por “bueno” y va ascendiendo según sea peor lo que respira la gente, pasando a “moderado”, luego a “no saludable para grupos sensibles”, para finalmente terminar con las tres categorías que, en esta ocasión, se les ha otorgado a Santa Cruz de Tenerife y a Las Palmas de Gran Canaria.
Precisamente, la prestigiosa revista internacional Journal of Clinical Medicine acaba de publicar una investigación en la que han participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Hospital Universitario de Canarias (HUC), que demuestra que la exposición a concentraciones elevadas de polvo desértico (nuestra popular calima) en el aire empeora el pronóstico de los pacientes ingresados por insuficiencia cardíaca. “El estudio supone un avance en la identificación de los mecanismos pato-fisiológicos por los que la exposición al polvo desértico constituye un factor precipitante de ingreso por insuficiencia cardíaca y que por ende puede favorecer la muerte intrahospitalaria en estos pacientes”, señala el investigador del CSIC Sergio Rodríguez, de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA), que ha coliderado el estudio junto al doctor canario Alberto Domínguez Rodríguez, del Hospital Universitario de Canarias.
En este nuevo estudio, realizado en la Isla, han participado 829 pacientes que fueron ingresados en el HUC durante el periodo de estudio 2014-2017, con el diagnóstico de insuficiencia cardiaca. A los pacientes se les tomaron datos sobre factores de riesgo cardiovascular, historia clínica, bioquímica, factores precipitantes de insuficiencia cardiaca, datos del tratamiento intra-hospitalario y las concentraciones de partículas en suspensión en el aire ambiente a las que habían estado expuestos. “El análisis estadístico demostró que la única variable que diferencia al grupo de pacientes que falleció del grupo de pacientes que sobrevivió fue la exposición a concentraciones elevadas de polvo del Sáhara”, señalan los autores de la investigación. El 6% de los pacientes ingresados con insuficiencia cardiaca durante este estudio murió (la media de fallecimientos por insuficiencia cardiaca en España es del 9%), y de estos fallecidos el 86% habían estado expuesto a concentraciones altas de calima (superiores a 50 microgramos por metro cúbico de aire).
Felizmente, la calima empezó a remitir en la tarde de ayer, como avisó la Aemet.
LAS PAPAS Y LOS PLÁTANOS, LOS CULTIVOS MÁS DAÑADOS
El plátano, la papa y el aguacate son los cultivos más perjudicados por las fuertes rachas de viento que han afectado los últimos días en las zonas noreste y suroeste de Tenerife, La Palma, La Gomera y, en menor medida, El Hierro, según los primeros datos recopilados por el departamento técnico de Asaga
Canarias Asaja. Si bien los daños han sido menores de los esperados, las papas sembradas a finales de año, en la categoría de extratemprana, en la zona de medianías y, sobre todo, el plátano, que en muchas explotaciones se encontraba a punto de ser recolectado, han sido los peor parados por estas rachas de viento.